Capítulo 23

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El sol estaba recién posicionado en el cielo. La temperatura de esa mañana era considerablemente baja, pero ninguno de los dos hombres pudo sentirlo. No cuando estaban tan cómodos en los brazos del contrario, generando una deliciosa calidez en sus cuerpos y mientras se resguardaban debajo de las cobijas.

El azabache seguía dormido, perdido en la inconsciencia de su mente, y finalmente siendo capaz de dormir sin ninguna extraña pesadilla. Se sentía bien. Al fin su cuerpo se sentía satisfecho, calmado, pleno. Mientras Taehyung estaba cerca de él, Jungkook sentía una plenitud casi palpable.

Su corazón volvía a estar donde quería estar: junto a su precioso castaño.

Por otra parte, Taehyung ya se encontraba despierto desde hace algunos minutos. Pero no se movió de ahí: de su lugar seguro. No quería hacerlo nunca. Si por él fuera, estaba seguro que podría permanecer ahí toda la vida. Porque finalmente, después de mucho tiempo, volvía a sentirse completo, feliz y dichoso.

Su mejilla descansaba en la almohada, su cuerpo estaba siendo abrazado por Jungkook pero eso no le impidió poder liberar uno de sus brazos y dirigirse a acarciar el rostro de su esposo.

De vez en cuando, y habiendo borrado de su mente los malos recuerdos, Taehyung agradecía que Jungkook tuviera un sueño pesado, porque, debido a eso, constantemente se le permitía apreciarlo así, con detenimiento, sin prisas ni apuros; con su rostro tan puro, tan sereno, tan relajado, sin nada de preocupaciones, sin un ceño fruncido cuando algo le molestaba, o esos ojos decaídos cuando estaba triste, incluso esa frente arrugada cuando estaba preocupado.

Con suma delicadeza, el castaño acarició la mejilla de Jungkook, y de paso, quitó algunos mechones rebeldes que le caían en la cara y que amenazaban con hacerlo despertar del cosquilleo que provocaban en su piel. Luego, su pulgar se detuvo en esos labios rosados y suaves, esos mismos que él había besado y que lo habían besado incontables veces, pero que nunca dejaban de saber exquisitamente bien.

Con sus ojos brillantes color café, admiró a su precioso esposo por un buen rato, deleitándose con la belleza de éste y preguntándose cómo es que había un ser tan perfecto como él. Porque Jungkook lo era. Ese hombre a su lado era el más perfecto ser. Todo en él estaba bien, todo en él estaba correcto. Jungkook no tenía defectos. No a los ojos de Taehyung.

— Tú eres mi más valiosa obra de arte, Jungkook — dijo, mientras depositaba un corto y dulce beso en los labios de su azabache, y luego volvía a acurrucarse en sus brazos, dispuesto a volverse a dormir con tal de no tener que apartarse de él todavía.

— ¿No tenemos servidumbre? — quiso saber Jungkook mientras seguía a Taehyung escaleras abajo

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— ¿No tenemos servidumbre? — quiso saber Jungkook mientras seguía a Taehyung escaleras abajo. Ambos hombres se habían despertado cerca de una hora antes, pero no habían querido salir de la cama tan rápido. Ya habían tomado una ducha -sepadados- y ahora se dirigían a tomar su desayuno.

— Permanentemente no. Sólo una vez a la semana viene un persona a limpiar lo necesario — replicó el contrario mientras entraba a la cocina — Además, fueron tus órdenes. No te gusta estar rodeado de personas, y siempre dices que puedes hacer las cosas por ti mismo.

Blue & Grey ⚘ | KookTae |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora