Capitulo 13

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-Amor no estoy entendiendo nada, quisieras explicarme, ¿qué es lo que te ocurre?

-Tu amigo no me da buena vibra eso es todo

-Creí que no juzgabas a las personas sin antes conocerlas

-No estoy juzgando a nadie – frunció el ceño cruzándose de brazos – Hay algo en él que no me gusta, es como si algo me dijera que no esté cerca de esa persona.

-Alexandra

-James – por su tono de voz supe que no estaba en discusión aquello

-Bien, se hará lo que tú digas – respondió un "gracias" antes de adentrarse al baño.

Esa noche no volvimos a discutir sobre ningún tema, nos acostamos y enseguida ella cayó en un profundo sueño. Yo no podía ni cerrar los ojos, estaba algo impaciente, más porque Evan tampoco llegaba a casa.

El sonido de un auto estacionarse afuera me indicó que mi hermano había llegado, me levante con sumo cuidado de no despertar a mi reina y baje a la segunda planta.

-Evan – lo llame antes de que entrara en su habitación

-James, ¿sucede algo?

-Estaba preocupado porque no llegabas

-Ow, yo sabía que si me amas – dijo haciendo cara enternecida

-Evan – dije en tono amenazador

-Siempre tienes que ser un ogro – rodo los ojos con una sonrisa – Lo siento, me demore en la bodega viendo que el mensaje que enviamos fuera todo un éxito

-¿Qué tal salió todo?

-Un éxito. Tendremos que cuidar más nuestras espaldas

-Gracias – le palmee el hombro – Cuídate, no quiero perder a mi hermano

-No lo perderás, sino ¿quién te molestaría? – me pellizco una mejilla - Buenas noches hermanito – se adentró en su habitación sin darme tiempo a reaccionar

-¡Ya madura Evan Miller!

Lo escuche reír del otro lado de la puerta, mis hermanos son todo unos adultos y siguen comportándose como adolescentes conmigo, y eso muy en el fondo me gusta. Me recuerda a la infancia feliz que tuvimos cuando estaba nuestra mamá.

Regrese a la habitación, por un momento creí que Alex habría despertado, pero seguía en la misma posición. Me acosté y la atraje hacia mí rodeándola con mi brazo.

Tarde mucho en conciliar el sueño, el presentimiento de que pasaría algo malo seguía presente. No sabía qué demonios me ocurría y por primera vez, implore a Dios que no le pasara nada a mi familia, no podría soportarlo.

Alexandra Coleman

-Me tengo que ir a la empresa, aún hay asuntos que tengo pendientes

-¿Llegaras tarde? – negó

-Viene Carlos a traer los resultados, tratare de llegar temprano

-Bien – me beso dulcemente – Con cuidado Señor Miller

-Usted también cuídese señora Miller, hasta la tarde – lo bese por última vez

-Adiós Evan – le grite a mi cuñado que ya estaba montado en la camioneta

-Chao enana – grito haciéndome una señal de adiós.

Siento que era muy pronto para que regrese al trabajo, pero el asegura que su herida está bien y no hará esfuerzo. –Más bien tercos obsesionados que son los Miller – pensé

El juego comenzó. (El rey, 2° parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora