CAPÍTULO 39

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Catalogamos el amor como el mejor sentimiento humano, pintamos las relaciones como una burbuja rosa donde no ocurre nada malo y nos aferramos a nuestra pareja como si fuera un oasis dentro del desierto. Pero nadie te dice la verdad sobre una vida en pareja, ahí comprendes los problemas y vives en carne propia que no todo es como pensábamos e incluso, el mínimo problema puede volverse el más grande si no se soluciona a tiempo.

-Espera – Alex baja aventándose de mis brazos – No iré contigo.

-¿Bromeas? - Mi sonrisa se borra ante su gesto negativo - ¿Por qué no? - cuestiono molesto, cruzándome de brazos.

-Sabes el motivo.

-Oh, lo olvidaba - rio irónico - Ahora eres la mujer de Chad Webster o mejor dicho, eres mujer del "camaleón".

-Tú... ¿Lo sabías?

-No soy estúpido - gruño apretando los puños - Lo supe desde que perdiste a nuestra hija - mis palabras salen amargas, recordar la perdida de nuestra bebé duele, quema más que un hierro caliente atravesarme.

Me parte el alma ver a Alexandra triste por tan terrible recuerdo, mi dolor no es ni la cuarta parte del suyo porque ella es quién la tenía en el vientre.

-James...

-Patrón.

-Muy oportuno, Henderson - volteo mirándolo fulminante - Espero que tu interrupción sea algo importante.

-Lo lamento – le lanza una mirada rápida a mi mujer – ¿Podría acompañarme un minuto? – tiene una mirada intranquila y por el rabillo del ojo veo a mi mujer frotarse las manos nerviosa, como si hubiera sido descubierta. Sus acciones me alertan, algo anda mal, muy mal.

-Espera aquí - asevero con advertencia – Tengo cubierto todo el perímetro de aquí hasta donde pienses ir, escapar será en vano.

Salgo con Henderson detrás e indico a unos escoltas vayan con mi mujer, ni loco la dejo sola.

-Te conozco – analizo frívolo de pies a cabeza al chico – Eres el "escolta" de mi mujer.

-Al parecer está enterado de todo.

-Insolente – aprieto su cuello con fuerza – No estás con el imbécil de tu patrón, a mí me respetas o en menos de un minuto estarás muerto.

-Mi patrona tenía razón – habla entrecortadamente – Usted da más miedo en persona – sonrío satisfecho, pero unas palabras bonitas no lo salvaron.

-¿Quién eres y qué haces aquí?

-Podría... - lo suelto dejándolo inhalar aire - Me llamo Aarón y sí, trabajo como escolta del otro sujeto, pero deje de serle fiel. Ahora trabajo para la Señora.

-Mientes.

Primera regla de supervivencia, no confiar en el enemigo.

-Si mintiera no la hubiera traído.

-Esa no es prueba suficiente – me cruzo de brazos.

-Protejo a su mujer de todo y todos, incluyendo a mi patrón. Si no la protegiera ese tipo dormiría con ella, así que un "gracias" no vendría nada mal.

Había evitado pensar en ello por semanas y que éste tipo lo diga provoca que me hierva la sangre. Ahora más que nunca quiero matarlo y pobre donde se atreviera a tocarle un solo cabello porque entonces su tortura será muchísimo peor.

-Señor.

-¡AHORA QUÉ! - grito sobresaltándolos. Los chicos pasan saliva mirándose entre ellos, parecen estar al tanto de algo que yo no; Henderson se acerca cauteloso y me entrega un folder del hospital.

El juego comenzó. (El rey, 2° parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora