Capítulo XI

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Afortunadamente, la pared palpitante de su ano no estaba desgarrada. La pequeña herida que le había provocado no tardó mucho en cicatrizar y la sangre finalmente se detuvo. Después de haber estado en cuclillas por un tiempo, tuvo algo de fuerza para bañarse y comenzó a moverse incluso con un poco más de fluidez.

Cuando Junmyeon salió del baño, Sehun ya estaba dormido.

El hombre que amó durante tantos años tiene una piel tan simple pero también absolutamente hermosa. Sus líneas faciales son afiladas y profundas. Su nariz es recta y las cejas las tiene un poco gruesas. Jun miró a Sehun por un largo tiempo gracias a la pequeña luz de noche que mantenía sobre su buró. Oh Sehun estaba destinado a tener ese tipo de apariencia desde la secundaria. Antes era un hombre atractivo y posiblemente moriría siendo atractivo todavía. Casi siente lástima al recordar que, muy posiblemente, no será capaz de ver aquello.

—...Tengo que irme muy pronto, y no eres bueno conmigo...—Kim se recostó suavemente al lado de Sehun y le abrazó por la cintura. Su voz tiene un ligero temblor en ella—: ¿Quién estará contigo más tarde? No hay muchos como yo, no encontrarás a alguien que te aguante tanto... Soy muy buena persona y deberías de sentirte bendecido por tenerme. Pero si esto ya es así, al menos elige a alguien que pueda estar contigo eternamente. —el castaño finalmente se quebró y se permitió llorar después de un largo tiempo de no hacerlo—: Tonto, no sabes que me estás perdiendo.

Sehun estaba muy cansado e intentó descansar largamente por el resto de la noche. Aunque no fue tan tranquilo como siempre. Cuándo se durmió, en medio de la madrugada, tuvo un sueño muy real. Soñó que él y Jun esperaban el tren juntos, en la estación a la que iban cuando eran más jóvenes. El tren se acercó a Junmyeon, este sonrió y se despidió de él con un movimiento de su mano. Sehun se puso nervioso por un momento. Cuando se dio cuenta de lo que pasaba, lloró y persiguió al tren por un largo tiempo, pero todos sus esfuerzos fueron inútiles. Sabe que se está alejando cada vez más, que nunca podrá alcanzarlo. Se va, y se sigue yendo...

Todos hemos soñado cosas así, seguramente. Sueños, en los que tus seres queridos o amigos te están abandonando. Sueños en los que te sientes triste, débil y lloras y ya no puedes seguir respirando. A menudo te despiertas asustado. Cuándo te levantas, te sientes solo y completamente desechado. El sentimiento te rompe el corazón y persigues con desesperación la realidad. Quieres volver a ella, no deseas continuar sufriendo...

A nadie le gusta despertar así.

Sehun se levantó empapado en un sudor frío y extendió la mano para tocar el cuerpo cálido de Jun. Dejó de hacerle caso a su desbocado corazón y envolvió firmemente en un abrazo al castaño y así lo mantuvo contra su pecho.

Son más de las seis y media de la mañana, y Junmyeon estaba todavía muy pegado a Sehun. Las largas pestañas le temblaron dos veces antes de despegar los párpados por completo.

Parpadeó.

Estaba tan incómodo, sentía su cuerpo desordenado, y dolorosamente, despegó los dientes para preguntar:

—¿Qué pasa?

Sehun, como un perro grande, olfateó el cuello de Jun:

—Fue terrible, soñé que te habías ido.

Kim no puede procesar toda esa información después de lo ocurrido. Se siente perezoso y estúpido:

—¿Y a dónde voy?

—No lo sé, pero no puedes ir a ninguna parte. No voy a dejarte. No lo voy a permitir.

—...

Junmyeon no dijo nada por algunos minutos. Sin embargo, en los brazos de Sehun, se quedó dormido casi tan profundamente que incluso llegó a olvidar sus palabras. Aunque no hubiera sido así, no hubiese respondido.

🥀

La extraordinaria vergüenza que experimenta Oh Sehun hoy, le provoca silenciar su teléfono celular. No se molesta en arreglarse, logró cancelar todas sus citas. Planea quedarse en casa.

A las siete en punto, se percata de que Junmyeon no se ha despertado y sale de la habitación para preparar el desayuno.

Cuando Jun entra a la cocina, soltó un gemido y luego se echó a reír:

—¿Cuánto tiempo llevas cocinando?

Junmyeon conoce su conciencia culpable, y entiende que ahora está haciendo todo lo posible por mantener una especie de prosperidad superficial dentro de la casa.

Sehun lo pensó por mucho tiempo antes de contestar:

—Estás muy delgado y aun así no quieres comer nada. Estoy preocupado así que te daré una enorme olla de gachas hoy.

Jun no le sigue la corriente sobre el tema. Se va al estudio, camina a la alacena y toma su medicina de un solo golpe. Cuándo vuelve, Sehun pone un plato de gachas blancas frente a él y pone también dos platos hondos llenos de pepinillos:

—¿Te dolió anoche?

Junmyeon negó con la cabeza ligeramente, no quería recordar nada sobre eso. Estaba dispuesto a no tener ninguna imagen del ayer en lo más mínimo.

Sólo bebió medio tazón de gachas.

En realidad, quería comer más cosas de las que Hun había preparado. Se siente mejor, tiene ganas de probarlo todo... Pero también es muy difícil hacerlo. No puede tragar. Los medicamentos le provocan sentirse irremediablemente lleno, ¿Cómo puede comer otra cosa?

—No me sorprende que estés tan delgado. Un gato comería más que tú. —Sehun frunció el ceño—: Tienes que dejar de adelgazar. Intenta cuidar tu cuerpo un poco mejor.

Jun come otra cucharada, aunque le esté costando horrores. Oh sonríe y le dice:

—Yo también comeré poco, esperaré hasta el mediodía para que podamos cocinar juntos esta vez.

Los diez años en que más te amé | SeHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora