Capítulo XXXIX

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Cuando despertó por la mañana, era tan temprano que puedo divisar la profunda oscuridad detrás de su ventana. Hay luces en la calle y las tiendas muestran signos dispersos de movimiento. Junmyeon no ha dormido bien desde hace mucho tiempo y por consiguiente su carácter se ha vuelto más inestable. Ha estado sufriendo de insomnio recientemente y también es muy fácil para él el despertarse una o dos horas después de dormir. Es un buen día si logra hacerlo por cuatro horas consecutivas.

Ahora está parado en el baño y mira a la persona pálida y enferma que está en el espejo. El tono de su voz es ligero cuándo le pregunta:

—¿Has vivido una buena vida?

Nadie le respondió. Jun sonrió y se echó a reír.

Escupe la sangre que se escurre por sus comisuras en el fregadero.

Sabe que su enfermedad ha comenzado a deteriorarlo. Cuando miró por primera vez las ojeras oscuras bajo sus párpados, comenzó a odiar observarse en el espejo. Aunque no lo hiciera, eso no quitaba el hecho de que su cuerpo se estaba volviendo más y más desagradable. Unas manchas azules y púrpuras aparecieron bajo sus costillas hace dos semanas y las venas de sus piernas han comenzado a hincharse. A primera vista, parece tratarse de violencia doméstica y ya.

A veces no quiere pensar demasiado, pero no puede controlarlo. Se decía a mí mismo en el pasado: “OK, Sehun salió por uno o dos días, pero seguro está dispuesto a volver a casa después”. Sin embargo, el intentar convencerse a sí mismo es algo que no puede hacer ya. Se siente más sensible, fuera de control, perdido y herido. Si antes no volvía, ¿por qué regresaría después de todo lo ocurrido? Peor aún, ¿por qué regresaría con él ahora que ya había perdido su buen aspecto?

Ya en este punto, se dijo a sí mismo que debía apresurarse a morir.

La gasa en su dedo se ha manchado con sangre, por lo que dedica unos minutos de su tiempo en volver a hacerse una curación a base de agua y jabón. Se cambió la tela por una gasa limpia y le habló una vez más a su reflejo para pedirle perdón por lastimarse la mano con la porcelana. Después de todo, lo menos que quiere ahora es cargar consigo más heridas.

No sentía apetito como para comer, pero los gatos sí que lo tenían. Jun les dio una suave caricia bajo sus mentones, los colocó ordenadamente sobre el nido y les puso en un pequeño cuenco un sobrecito de comida especial. Cuando se trataba de ir a la cocina, últimamente era para eso. Solo puede alimentarlos, tomar su medicamento y repetir la misma acción hasta que empieza a oscurecer.

Al escuchar el timbre de la puerta, se sintió entonces un poco aturdido. Escuchó unos golpes, apagó la estufa dónde se estaba calentando su agua, y se aproximó a la entrada para abrir. Pensó que tal vez era la propietaria que quería revisar el medidor de la luz...

No esperaba encontrar a un joven esperándole.

Es realmente un chico guapo. Sus características faciales son exquisitas, su piel es muy blanca, la punta de su nariz es afilada, sus mejillas tienen un rubor color melocotón y unas pestañas muy grandes le enmarcan la mirada... Pero sus ojos todavía están rojos e hinchados. Los pensamientos de Junmyeon pasaron débilmente por su cabeza. No entendía la situación en absoluto.

—¿A quién buscas?

—¿Eres Kim Junmyeon? Vengo a buscarte a ti. Soy el amante de tu esposo.

La sombra en el corazón de Jun finalmente lo cubrió por completo... La persona que estuvo odiando en silencio por meses, finalmente apareció ante sus ojos. Sus pensamientos se pararon por un momento, a decir verdad, no esperaba que fuera un niño. Presiente que Sehun no sabe que está en la puerta... Aunque no puede entender mucho sobre este tipo de cosas. ¿No es cómo una regla establecida que el amante y la relación formal del hombre en cuestión no se crucen en lo más mínimo? Es difícil manejarlo, preferiría no tener que hacerlo. El dolor sordo y el golpeteo incesante en su pecho afecta la reacción de Junmyeon. Realmente tiene miedo de perder la compostura, incluso aunque siente que evidentemente se están burlando de él.

Los diez años en que más te amé | SeHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora