Capítulo LXI

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Junmyeon no durmió durante la noche, pero fingió que sí mientras veía la pequeña brecha transparente de luz entre las dos cortinas de la ventana. El cielo se estaba despejando gradualmente.

Jun siente que no es una buena persona, que no hay nada interesante en él y que no es atractivo. Su apariencia no es saludable, sus piernas ya no se sienten suaves y está tan delgado que posiblemente no resulta agradable de abrazar. Puede comprender la actitud del médico y, por consiguiente, no es capaz de soportar el recordarlo.

Pensó que, si el doctor lo tocaba, sería una pequeña compensación. Crearían un vínculo que le ayudaría a Yixing a recordarle durante mucho, mucho tiempo después de su muerte.

Cuando Jun salió del dormitorio era muy temprano, ni siquiera habían dado las seis en punto. La mañana en el sur solo se iluminó parcialmente. La sala de estar estaba muy limpia y ordenada y no había rastro de la pérdida de control de Yixing la noche anterior, cuando pensó que estaba muriendo. Todavía quedaban unos pocos jarrones y un buen conjunto de juegos de té sobre la mesa. En el mueble de café, había un tazón de sal de roca blanca y un tazón de porcelana para arroz. Zhang se sienta en la cama minutos más tarde y mira el móvil. Cuando se percata de la hora deja el teléfono y grita:

—Es tan temprano. ¿Por qué ya no estás aquí? ¿Por qué no duermes otro rato?

La temperatura parece haber disminuido todavía más. Yixing camina descalzo por la casa y cuando finalmente lo encuentra, está sentado en el sillón con los ojos rojos y brillantes. Se está mordiendo los labios.

—Oye... Lo siento. —Yixing se inclinó y tomó su pequeño rostro con ambas manos. Suspiró, le delineó las mejillas y al final, le mostró una sonrisa triste pero amplia—. Disculpa a este grandísimo idiota. ¿Puedes?

Junmyeon sonrió también y dijo:

—¿Cómo puedo enfadarme contigo? Fui yo él que... Yo estaba alterado, no eres tú.

—¿No dormiste en toda la noche?

Jun frunció el ceño, pero de igual manera lo abrazó:

—Tú tampoco lo hiciste... ¿Dormimos juntos en un rato?

La última palabra la lanzó sin pensar, y se escuchó absolutamente clara y vergonzosa. Kim, estaba todavía bastante herido por lo ocurrido, pero se permitió reírse de sí mismo. Sus pensamientos giran en torno a la audacia que mostró la noche anterior, y el cuello y las orejas se le tiñen de rojo.

Yixing le tocó el cabello:

—¿Comamos sopa primero? No tienes nada en el estómago y estoy preocupado.

El doctor recordó lo que Junmyeon podía comer y lo que no podía comer, y creó un menú muy parecido al del hospital. Jun come un poco de un caldo de verduras y se sorprende al descubrir que sabe bastante bien. Bebe unos cuantos tragos directo del plato, y mastica unas pocas espinacas.

Yixing, después de calmarse, solo siente que está lleno de una increíble y duradera angustia. Lo pensó detenidamente y creyó que Jun podría estar muy enojado con él... Pero una vez más, se da cuenta de que no sabe lo que está pensando y, además de eso, que no puede descifrar sus sentimientos.

Pero no lo está culpando en absoluto.

🥀

La dirección exacta del jardín de té de Luhan fue enviada a su teléfono celular durante la noche. Planeaba ir de inmediato, pero nuevamente lo dudó. Ha pasado mucho tiempo desde que Sehun tuvo un estado de ánimo tan vacilante y nervioso.

Dio una vuelta por el lago del Oeste la noche anterior, pero no se atrevió a bajar del auto. Su mente seguía repitiendo un único escenario: El banquito al lado del quinto sauce en el norte, detrás del jazmín. Junmyeon, a menudo iba a sentarse allí después de montar bicicleta junto a él en el lago. Recuerda cuando daban vueltas en círculo, cuando rodaban en el césped, la vez que hicieron un cometa y lo llevaron hasta el puente para ponerlo a volar... Todas las veces que nadaron abrazados...

Sehun se apretó la nariz y se limpió los ojos. Se dijo a sí mismo: "No puedes tener lágrimas. En el futuro, tendrás la oportunidad de traer nuevamente todos los recuerdos que una vez tuviste".

Está a solo media hora de geumjeong-gu. Sehun no sabía mucho sobre la división del jardín de té, y tardó unos cuarenta minutos en encontrar el camino.

El jardín de té de Luhan tiene tres o cinco acres, el ambiente es muy bueno, hay un pequeño lago en el centro y está rodeado por una cerca blanca; tienen un árbol de jazmín inmenso. Sehun bajó del auto y miró la cerca de alambre que estaba rodeando la propiedad. Un perro dorado y otro del mismo color perseguían un muñeco de trapo y también se turnaban para sujetar unas pequeñas cositas peludas en sus hocicos. Los ojos de Hun tardan un poco en enfocar con claridad, pero cuando finalmente lo hace, siente un inmenso dolor en el pecho...

El perro está jugando con unos gatitos. Los gatitos de Junmyeon.

Sehun se lanzó contra la puerta de madera y gritó lo más fuerte posible para llamar la atención. Yixing, había convencido a Jun para que durmiera en la habitación por un rato, cerró su puerta y caminó por las escaleras solo para escuchar a alguien llamar a la distancia.

Zhang se pone inevitablemente nervioso.

Caminó, abrió una pequeña puerta cuadrada y luego salió a la reja de seguridad. Vio a un hombre que parecía tener alrededor de treinta años. Se ve muy atractivo. Sus cejas son altas y su nariz es delgada... Pero el color de sus labios no es normal. Yixing puede deducir inmediatamente que está enfermo del corazón.

—¿A quién buscas? —preguntó Yixing.

Sehun creyó que el hombre frente a él era la persona encargada de la vigilancia. Las venas de su frente saltaron y ordenó:

—Abre la puerta.

Yixing es difícil de intimidar. No tiene nada que perder al enfrentarlo. La persona más importante para él está dentro de casa de todos modos.

—¿Quién eres? ¿A quién buscas? —preguntó de nuevo.

Sehun sonrió con frialdad. De repente, levantó el puño en el aire y golpeó la reja justo donde estaba la cara del doctor. Su tono, se volvió tranquilo y caballeroso:

—Sehun, apellido Oh. ¡Oh Sehun!

Yixing se quedó inmóvil durante algunos minutos que para él fueron igual a horas. De hecho, no le dio ni siquiera la oportunidad de defenderse. Los movimientos de Zhang nunca fueron tan rápidos. Salió de la reja como si fuera un pequeño leopardo y se llevó a Oh al suelo con él.

—¡Jódete, hijo de puta!

Y le dio un puñetazo.

Los diez años en que más te amé | SeHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora