Aquí estaba. A miles de kilómetros de mi hogar. Tener que escapar de la ciudad que te vio crecer hace que recuerdes cada momento, tan pequeño que sea lo recuerdas como algo valioso. Italia era buen lugar para comenzar de cero, era gente nueva, nuevo...
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—¿En verdad vas dejar todo esto?¿después de que te costo tanto llegar hasta donde estas?. Por fin eres respetada y temida. —No te estoy pidiendo permiso. Yo ya tome mi decisión. Ya me cansé de vivir en este mundo. Yo deseo libertad y paz.—aquel hombre que me había enseñado todo lo que sabe del mundo del narco, me tomo del brazo bruscamente poniéndome frente a el. Con aquella mirada de asesino. Por qué eso era un asesino. —Escúchame muy bien. Tu me perteneces. Yo soy el que decidió si vivías o morías. Yo te di la oportunidad de vivir de nuevo porque vi en ti lo que no vi en otros vatos. Vi tu fuerza y tu odio hacia hacia el mundo. Querías tener poder para hacer pagar a los que te hicieron daño. Yo soy tu creador. Yo soy tu Dios. Soy tu maldito dueño. —Imbécil—me safe de su agarre retandolo con la mirada—TU no eres quien para decidir por mi. Yo soy mi propia dueña. Yo soy quien elijo,y elegí salirme de esta mierda. Yo ya gane Gustavo. No por nada soy La Reina Norteña...—sonreí de lado,su rostro mostraba confusión ante lo que lo que yo le había dicho. —No tienes escapatoria. —Si que la tengo.
En segundos un comando de la DEA entró a la oficina donde aquel sujeto y yo estábamos discutiendo. Había quedado sorprendido ante como lo había vendido a la DEA. Había dado ubicación y hora en donde el y yo hablaríamos. Habían ayanado el rancho que tenia en culiacan. Todos apuntaban con sus pistolas a su cabeza mientras este se ponía de rodillas con las mano en la cabeza sin poder escapar. Al igual que los demás yo tenía mi arma apuntada a su frente siguiendo retandolo. No lo iba a negar, estaba muerta de miedo, porque delante de mi tenia al ser que me dejó vivir y me enseñó a usar todo mi potencial para entrar al mundo del narco, y lo había traicionado por la libertad y la paz que tanto anhelaba.
—Baja el arma. Todo está controlado. —No. Nada estará controlado si no le meto un plomazo. —Tranquilízate. Ya acabo todo. Vamos,tu no eres una asesina—una risa amarga hinundo la habitación. —Ambos sabemos que si lo soy. —Deja que nos hagamos cargo. Este hombre ya no podrá hacerte daño, nunca más.
Con mucha fuerza de voluntad y cerrando mis ojos baje el arma dejándome caer al piso permitiéndome llorar por todo los crímenes que cometí.
—Gustavo Almada. Mejor conocido como el "Rey de damas pérdidas" queda bajo arresto por tráfico de drogas y prostitución en menores de edad. Sus crímenes harán que pase todo lo que le queda de vida en una prisión de máxima seguridad en los Estados Unidos.
Había esperado años escuchar esas palabras. Por fin estaba libre,y nadie podía quitarme eso.
—Pagaras muy caro tu traición. Te buscaré y te encontrare aunque sea lo último que haga. MARIA DANTES!!.
Mi cuerpo tembló ante aquellas frías y afirmativas palabras. Me había ganado un enemigo y uno poderoso. Sabía que si el se lo proponía me encontraría aunque me fuera al final de mundo.
