Aquí estaba. A miles de kilómetros de mi hogar. Tener que escapar de la ciudad que te vio crecer hace que recuerdes cada momento, tan pequeño que sea lo recuerdas como algo valioso. Italia era buen lugar para comenzar de cero, era gente nueva, nuevo...
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—¿Ya estas en el centro comercial?. —Si a un lado de los helados. Por cierto estan muy bueno. —De acuerdo llegó en cinco minutos. —De acuerdo.
Corte la llamada esperando a que Eren llegara mientras comía mi helado de yogurth con fresas y mango. Amaba esta combinación. Era mi delirio. Me había llamado la atención un pequeño local de joyería así que entre mirando el estante con hermosos collares, pendientes, pulseras y anillos. Eran hermosos.
—¿Buscas algo en especial?—alce la mirada chocando con un hombre bastante apuesto diría yo. Pero no era mi tipo, se veía muy inocente. De baja estatura, tez moreno y ojos cafés profundos con un cabello cortado estilo militar. —Una amiga cumplira años. Y la verdad no se que regalarle. ¿Que me recomiendas? —Si a su amiga le gusta traer collares, este es perfecto. Delicado pero a la vez elegante. Las flores siempre hacen lucir bien a una mujer—sonreí sin mirarlo puesto que me imaginaba a Sasha con el collar, algunos pendientes y un anillo. Compré lo que me recomendó, pagué y lo envolvieron en una pequeña cajita para ponerlo en una bolsa—Espero y le guste a tu amiga el regalo. —También yo. Gracias por todo.
Caminé hacia el área de comida encontrándome con Eren quien parecía buscarme,hasta que me vio y yo lo salude aún con mi helado.
—Llegas tarde. Ya hice mi compra. —Maldición. ¿Y no vas a ayudarme?. —Nunca dije eso. Anda vamos tenemos buen tiempo.
Comenzamos a caminar hacia diferentes tiendas de ropa, perfumes y joyería. Y nada parecía gustarle, hasta que por fin supo que comprarle.
—¿Crees que sea de su talla?. —Si. Además que el perfume huele delicioso. ¿Como escogiste el perfume?. —Siempre quiso ese perfume. Así que lo anote en mi celular. —Es muy lindo. Además esa pulsera de tobillo combina con lo que yo le compre. —¿En verdad?. —Si—mire mi celular para checar la hora. 2:00 de la tarde por eso tengo tanta hambre—Deberíamos comer algo. —¿Una hamburguesa te parece bien?. —Claro. Vamos.
Llegamos al área de comidas nuevamente para pedir nuestra orden. Pagamos y esperamos en la mesa tranquilamente.
—¿Y que tal tu noche salvaje?. —¿Te refieres al tipo de ojos color miel? —Supongo. —La verdad. No recuerdo nada. Además fue una noche. Nada más. No fue la gran cosa. —Si, supongo.
La mesera trajo nuestra orden no sin darle unas cuantas miradas coquetas que Eren recibía y mandaba. Una parte de mí quería golpearlo y la otra parte la quería golpear a ella. Sacudi mi cabeza alejando esos pensamientos y empezando a comer. Charlábamos y comíamos. Nada fuera de lo común. Una vez comidos y con los regalos decidimos que era hora de irnos. Fuimos a nuestras camionetas.
—¿No hubiera sido la gran cosa?—pregunto cuando estaba a punto de subirme a mi camioneta. —¿Disculpa?. —En la fiesta. Tu dijiste que no hubiera sido la gran cosa si hubiéramos salido. ¿En verdad lo crees?
