↬Jeon Jung Kook, es un ex-jugador profesional del béisbol de Los Yankees de Nueva York que sufrió una fuerte lesión en su columna vertebral, ésta termina dejándolo parapléjico y con un claro propósito en la vida, darle un nieto a su padre antes de q...
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Unaacciónvalemásquemilpalabras.
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Y. Han Soora
La voz de Jung Kook se hizo más presente en la habitación, llamaba a mi nombre como un demente y un ser que realmente supo amar a su mujer, fuera de mentiras y vidas creadas por simples fantasías de riquezas, poder y respeto.
—Soora, por favor, no me hagas esto —suplicó entrando a la habitación, resonando el fuerte impacto de la puerta de madera contra la pared.
—¿Esto? —reí con burla, ¿Creía que íbamos a fingir ser la familia feliz después de tantas mentiras?— Las mentiras se pagan, Jung Kook y la consecuencia de todas ellas es perderme —solté sacando la ropa del inmenso guardarropas, aunque estaba segura que no me llevaría todo hacia donde sea que vaya, solo quería huir.
Sentí que me seguía en su silla de ruedas, hacía un pequeño ruido electrónico y más cuando aceleraba, ya no era tan silenciosa como siempre.
—Es probable, pero no voy a perderte ni a mi hijo, Soora —aseguró desde la puerta, solo le dí la espalda buscando a su vez el bolso de entrenamiento, tenía más espacio que las pequeñas maletas muy bien ordenadas en la esquina de la acondicionada habitación.
El seguro de la silla de ruedas fue colocado y no fue después de voltearme para ver que tramaba mi esposo, aunque el apellido Jeon me lo iba a quitar como fuera; Jung Kook se intentaba poner de pie, poniéndome en alerta porque no sabía exactamente lo que pudiera ocasionarle una caída, podría ser fatal para su persona y retrasar los recientes avances.
—¿Q-Qué haces? —mi corazón se aceleró, viendo con detenimiento cada acción de Jung Kook.
—Demostrándote que jamás mentí sobre mis sentimientos y lo que lograría por tí —tomó aire y miré como sus pies estaban firmes en el suelo, justo en la entrada del guardarropas—. Solo escúchame, Soora.
Ahí estaba yo, como una idiota parada siendo convencida por sus palabras y sus acciones, apoyó sus manos en los brazos de la silla de ruedas e impulsó su cuerpo para intentar ponerse de pie, pero se balanceo hacia atrás quedando sentando en la silla nuevamente, siguió intentando ponerse de pie, una y otra vez. Sentía cierto vuelco en mi corazón al verlo esforzándose para que me quede junto a él, pero las cosas no eran tan sencillas.
—Jung Kook, basta, vas a lastimarte. Tu doctor no aprobará estás acciones voluntarias de tu parte —recordé dándole la espalda, sin si quiera mirar su cara frustrada por no poder levantarse y dar un paso hacia mí.