Es ᴄᴜᴇsᴛɪᴏ́ɴ ᴅᴇ ᴘᴇʀᴄᴇᴘᴄɪᴏ́ɴ || ᴊᴇᴏɴ ᴊᴋ.

↬Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 07↫

Ｓｉｔｕａｃｉｏｎｅｓ
ｉｎｃｏ́ｍｏｄａｓ.

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J. Jung Kook

     Conversación tras conversación, los cuatro pasamos una hora hablando de nuestras vidas y de la empresa que surgió de la nada.

     Jimin era un hombre casado, había embarazado a su primer amor de la universidad cuando estudiaba administración de empresas y tan sólo él contaba con veinticuatro años; ahora su hija, Park Rin Shine, cumplió dos añitos este año y como siempre, no pude asistir a su fiesta de cumpleaños, no quería que sintieran pena por mí, de estar en la cima donde las camaras me seguían a todos lados, a prácticamente estar metido en una oficina donde no quisiera que alguien me viera y además, por no poseer a una familia a mi edad como lo había logrado Jimin, uno de los personajes con más dinero en la historia de familia de los Park.

     Taehyung era un caso delicado, vivía con su hermano menor, Kim YuGyeom, en un lujoso apartamento a unos cuantos minutos de la empresa. Sus padres estaban orgulloso de él y todo lo que había logrado a sus veinticuatro años, pero como toda familia que le gustaba presumir, sus padres también le habían pedido un nieto para echarselo en cara a la familia Choi, que era una familia bastante competitiva y como si le echaran más leña al fuego, ellos caían en su trampa, obligando prácticamente a su hijo a casarse sin amor para poder darle lo que ellos querían, justo como los míos hacían.

     La reputación lo era todo en ésta época.

     La única diferencia era que si Taehyung se rehusaba, no pasaba nada de otro mundo y un regaño sería lo más grave que pasaría; en mi caso tendría que renunciar a toda mi fortuna y a mi empresa, dejándola en manos de mi padre, Jeon Hannibal.

     —¿Cielo, podrías dejarnos solos? Necesitamos hablar de la publicidad y no quisiera aburrirte con ello.

     Ella seguía sentada en mis piernas y su olor fusionado con el perfume que le había regalado me estaban volviendo loco.

     Huele jodidamente bien y no quisiera que se volviera adictivo para mí.

     —Sí, claro, lo que necesites, Kook —se levantó de mis piernas con cuidado, de no mostrar más de lo debido y arregló su vestido, se le había subido un poco, mostrando más sus piernas.

     —Gracias, cielo —estiré mi brazo y ella apretó mi mano con una sonrisa—. En el piso diez hay una cafetería, pide lo que quieras y diles que lo agreguen a mi cuenta.

     Asintió y depositó un beso en mi mejilla, sus labios rojizos eran tan suaves.

     Muy deseables.

     —Fue un placer, Señor Park y Señor Kim —les dedicó una última mirada y soltó mi mano para caminar hacia la puerta que fue abierta por Ian, ya que sus tacones resonaban en el piso de madera, avisando su llegada a la puerta.

     —Hasta luego, Señora Jeon —habló Taehyung casi embobado por su andar.

     Ella solo salió por aquella puerta, dejando un ambiente con muchas dudas, curiosidad e interrogantes dentro de sus cabezas y era probable que yo tuviese que contestar todas en el mismo instante.