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Capitulo 00; "propuesta"

Caminó entre la excesiva cantidad de personas que había en ese club de mala suerte, un club tan peligroso que derramar una sola gota de cerveza en el suelo era considerado delito mortal. Un poco hipócrita, siendo que de hecho, el Club no era conocido por su buena música, sino por sus excelentes sustancias mágicas.

Min YoonGi se abrió paso entre el asqueroso aroma a cigarros, alcohol, sexo, sudoración y otros olores que no quería ni imaginar de donde provenían. Frunció su ceño como un viejo cascarrabias y lamió sus labios. Caminó, ahora lejos de la multitud, por un angosto pasillo mal cuidado. Sus paredes eran decadentes y su aspecto el peor de todos. Al final del pasillo se paró frente a una puerta de madera desgastada y tocó suavemente dos veces, una vez rápida, y nuevamente dos veces. La puerta se abrió e ingresó.

El interior parecía burlarse de lo que había visto hace tan solo segundos. Todo estaba completamente limpio y los muebles decorados de oro brillaban en sus orbes curiosos. YoonGi se detuvo frente un escritorio de madera Vilxui, y observó con total desinterés a la persona detrás de el.

—Min YoonGi, es un gran honor para mí su presencia—habló el hombre, con voz gruesa y rasposa. El sombrero que llevaba puesto no dejaba ver su rostro, pero por la tonada de su voz. Dedujo que rondaría entre los cincuenta u sesenta años.

Min llevó su mano derecha a su cabeza y desordenó levemente sus cabellos negros, mirando con cansancio al "viejo".

—Mi presencia debió ser requerida para algo importante, debo suponer—YoonGi tomó asiento en un sillón lejos del escritorio pero cerca de la puerta.

—Me temo que no se equivoca. Tengo algo grande entre manos, y cosas así de grandes requieren a personas de igual magnitud.

YoonGi quiso sonreír, pero no lo hizo. Él hombre realmente creía que adulandolo de forma tan obvia y poco disimulada iba a obtener algo a cambio. De igual forma, un halago siempre era bienvenido, sobretodo sí era sobre su persona.

—Estoy tan intrigado, ¿qué es...?, sí es posible saberlo.

El hombre sonrió levantándose de su asiento.

—Una misión. Entrar a buscar algo a Lynios y salir.

Esta vez, YoonGi sí río.

—¿Lynios?, está demente. Me mataran de tan solo poner un pie en la frontera. No arriesgo mi vida por nada.

—Te pagaré quinientos mil Enixs si logras salir victorioso.

El pelinegro mordió sus mejillas internas, completamente cautivado con la cifra ofrecida. Dios, eran quinientos mil Enixs, eso lo haría rico por, mínimo, dos vidas seguidas. Aunque no lo pensó cuidadosamente, lo analizó por un pequeño rato. "Sí logras salir victorioso", había dicho, por lo que las posibilidades eran mínimas. Sin embargo, la recompensa, ciertamente, lo valía.

—Dime qué necesitas que haga.

El hombre sonrió de medio lado.

Siete de Diamantes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora