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Capitulo 15: seis, nueve, trece y dieciocho.

YoonGi se preguntó si el camino era el correcto.

Había pasado un día completo desde que abandonaron el pueblo de brujas y desde entonces solo habían caminado en linea recta y sin ningún incoveniente imprevisto. Lo cual, por si mismo, le causaba conflicto a YoonGi. El mundo parecía más silencioso y el viaje más sencillo; YoonGi no podía dejar de pensar en que algo, por mínimo que sea, saldría mal. Que de pronto aparezca algún maniaco asesino desnudo no parecía una idea tan loca como lo planteaba su cabeza.

Que sus compañeros siguieran igual de normales le daba alguna especie de serenidad.

YoonGi suspiró, largo y cansado, y miró el mapa. No prestó atención al camino que deberían seguir y, en cambio, observó atentamente cada dibujo. Solía ignorar los detallos cuando estaba enfocado en no perderse, pero ahora podía apreciar la belleza de los trazos. Estaba repleto de lineas seguras que daban forma a cada arbol y cada arroyo, a cada montaña y cada pueblo. Lynios era el más impresionante, puesto que era el único reino en el pergamino. El reino no estaba detallado en toda su grandeza, solamente había sido dibujado un gran y majestuoso castillo rodeado de murallas altas. El cartógrafo que haya hecho el mapa desbordaba talento.

Entrar iba a ser relativamente sencillo; podrían pasar desapercibidos si se camuflaban como comerciantes. Deberían acampar un par de días lo suficientemente cerca para observar detenidamente cada persona que entraba y salía de Lynios; tendrían que hacer un promedio de los ingresantes y, tal vez (si la situación lo requería), dividirse en grupos pequeños para evitar cualquier conflicto antes de tiempo. YoonGi debía planificar con mucho cuidado. La verdadera misión comenzaba solo si traspasaban las puertas de la muralla, y lo primordial era no causar ninguna sospecha que los llevara bajo las armas de los militares ante la justicia.

Si eso llegara a pasar, todo terminaría. Y YoonGi no estaba interesado en perder la vida, muchas gracias.

De todas formas, se estaba precipitaciones a los hechos actuales. No llevaban más que algunas semanas viajando, y YoonGi sabía que el camino por delante no iba a reducirse por el mero pensamiento. Volvió a concentrarse en el mapa unos segundos antes de guardarlo dentro de su abrigo.

—¡Ya te dije que no!

—¡Vamos, estoy cansado!

—Ni lo sueñes.

—Ya quisieras que sueñe contigo.

—¿Por qué mejor no cierras la boca?

—Uh, obligame.

YoonGi rodó los ojos tan fuerte que le dolió la cabeza. JiMin y JungKook llevaban discutiendo más tiempo del que sus oídos soportaban. Y, jodidamente, no se detenían. Su paciencia colgada de un fino hilo y esos dos tenían la tijera en sus manos.

—Estoy a un grito más de cometer homicidio—dijo NamJoon. La voz apagada con el frío e igual de seria que siempre. Cualquiera que lo escuchara podía imaginar su ceño fruncido.

—Yo suicidio. —HoSeok murmuró. Demasiado amargo como para que alguien pensara que fue una broma.

YoonGi no podría decir que no estaba de acuerdo.

Por muchas razones, a lo largo de los años trabajando en el bajo mundo, YoonGi actuaba solo. Recordaba momentos específicos, en situaciones en las que se detenía a pensar cómo sería tener un compañero o incluso un equipo. Cualquier pensamiento agradable que haya pasado por su cabeza se volvió fugaz en su memoria ante la presencia de JiMin y JungKook.

—Oigan, tengo hambre. —La voz de TaeHyung se hizo notar. Todos giraron a verle—. ¿Qué?

—Comimos hace unas horas...—dijo SeokJin.

Siete de Diamantes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora