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Capitulo 01: "equipo de malhechores".

Cerró la puerta de su despechado lanzando un suspiro cansado que ocultaba todo el estrés que sentía.

YoonGi caminó hasta la pared izquierda de su despacho, movió un cuadro que robó hace tiempo en una exposición de artes oscuras y colgó con orgullo. Presionó la pared abriendo una compuerta. Retirar el whisky de ese lugar después de meses le provocó una sensación extraña.

Sin embargo antes de poder servir su bebida, golpearon su puerta levemente y sin emitir alguna palabra Mark se presentó frente él con una sonrisa torcida. YoonGi lo miró con el ceño fruncido, sin ánimos de sus idioteces. No lo soportaría cuando tenía cosas mucho mejores que hacer. Aún así, él tendría que hablar con alguien sobre la misión que acepto por un impulso de avaricia, y Mark era esa persona. No había confianza alguna de su parte, pero de entre todos, lo escogía a él.

—Tengo la posibilidad de llevar a cabo una misión que me hará rico—habló antes que Mark. Sin mirarlo notó como el contrario sonreía.

Mark aplaudió—¿No tendrías que estar de buen humor?, ¡es una excelente noticia!

—Podría morir.

Hubo un silencio durante unos segundos eternos. YoonGi no emitió sonido alguno, mirando sin interés el rostro contraído en incertidumbre de Mark. Ambos sabían que significaba esa frase, nunca creyeron que la escucharían de nuevo.

—¿Qué tan peligroso es?—tomó asiento en un sillón individual, cruzando de brazos lo miró sobre sus pestañas. Estaba inquieto, no lo ocultaría, además de que para su mala suerte YoonGi sabía leerlo demasiado bien.

Sabía leer demasiado bien a toda persona.

—Tan peligroso como cruzar la frontera, robarle algo al Reino enemigo y volver.

Ambos guardaron nuevamente silencio pero incluso tratando de no demostrar ninguna emoción, a Mark se le escapó un jadeo. Lo único que se oía era el bullicio del Club en la planta baja. Mark lo miró inseguro, YoonGi le devolvió la mirada firme. No cedería. Fue una decisión impulsiva nacida de su avaricia incesante de poder más, ¿pero se arrepentía?, no, él era Min YoonGi, jamás fallaba. Su fama en el bajo mundo y la alta sociedad fue iniciado por ser impecable en su trabajo y nunca fallar.

—No puedes hacerlo solo. Es en extremo arriesgado, suicida. Te acompañaré y-

—No—lo miró—. Puedo hacerlo solo.

—No, no puedes. Es una misión imposible, es como arrojarse a nadar en aguas de sirenas. No vas a pisar la frontera sin recibir treinta balas en la frente y lo sabes.

Y tenía completa razón. Pero YoonGi no lo aceptaría fácil. 

—De todas formas, no vas a ir conmigo, tus habilidades no están a la altura de una misión así.

Mark mordió sus labios y lo miró molesto, se levantó bruscamente. Min sabía que no se preocupaba por él, no era tonto, analizar a las personas era algo que lo caracterizaba. Mark quería el liderazgo del Club de Diamantes. Nunca menciono nada porque nunca lo atacó o jugó en contra suyo. Era un hijo de puta celoso, pero fiel.

Después de todo, él le enseñó que formar amistad con el enemigo es la manera de matar más violenta.

—Necesitas un equipo.

Siete de Diamantes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora