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Capitulo 3: "tres".

NamJoon sujetó a JungKook contra su daga, viendo a YoonGi con sus ojos entrecerrados, tal vez para mejor su visión en la inmensa oscuridad o en un intento de intimidarlo, bien podrían ser ambas. El ex-militar logró distinguir una suave risa provenir del contrario, risa que lo descolocó, y ciertamente lo enfadó más.

Lo miró fijo, presionando cada vez más fuerte su arma blanca. Cortó una fina línea en el temblante cuello del cazador; la sangre se deslizó lentamente sobre su pecho. YoonGi lo miró sobre sus pestañas, observandolo, luciendo inalterable ante la situación. Si alguien podía lucir inalterable al respecto, ese era Min YoonGi.

—Sueltalo—dijo Min con voz suave, calmado—. Queremos hablar contigo, si es posible.

—¿Por qué lo haría?, bien podrían atacarme, no soy estúpido—escupió sus palabras. Retrocedía lento adentrándose aún más al bosque.

—Si hubiera querido atacarte, ya estarías muerto—aclaró YoonGi, cruzado de brazos, su cabeza hacia un lado. Una acción diminuta que logró tensar a NamJoon.

Sorpresivamente para JungKook, fue liberado. Llevó sus manos hacia su cuello y ejerció presión, evitando que más sangre brotara. Fue un pequeño corte, pero profundo. No habló, posicionándose a un lado de YoonGi, quien lo miró de reojo verificando su estado. Volvió su vista al frente, inexpresivo. Se acercó a NamJoon dando tan solo tres pasos. El contrario no se inmutó.

—Tenemos una propuesta—YoonGi sonrió de lado—. Un atraco, quinientos mil Enixs como recompensa, ¿que dices?

—No.

YoonGi parpadeo incrédulo, la posibilidad de la negación siempre estuvo presente, sin embargo fue impactante su posición tan firme. Había mencionado el dinero; quinientos mil Enixs. No era poco, podría atreverse a decir, que sí lo quisiera, con ese dinero él podría construir un edificio en el maldito jardín Real. ¿Quien se negaría a tal cifra?, él, al parecer. Una persona peculiar, eso despertó su curiosidad.

—No—repitió YoonGi—, oh, es una lastima, debo decir. Quinientos mil Enixs..., desvanecerse de este Reino con ese dinero serían tan sencillo, tanto como contar un pequeño chisme, ¿no crees, JungKook?

—Sí...—asintió el cazador. No entendía absolutamente nada de lo que decía Min, pero conociéndolo, entendía que algo tramaba detrás de esa falsa voz de pena.

NamJoon lamió sus labios y frunció el ceño, impaciente. YoonGi se atrevía a decir que se sentía intimidado. Su amenaza no había sido expresaba con particular sutileza, él podría solo hablar un poquito sobre la ubicación del ex-militar, y a la mañana siguiente su cabeza colgaría en la plaza principal. Entrar a la policía militar llevaba un entrenamiento de casi seis años, incluso en el bajo mundo se hablaba de lo agobiante que era estar allí dentro. Ganarse un puesto en el ejercito y lograr ser capitán era un completo orgullo para un soldado; NamJoon fue exiliado, un soldado, sobretodo uno de su rango, jamás abandonaría su puesto, y eso solo le hacía cuestionarse las infinidades de hipótesis que llegaron a su mente acerca de lo que verdaderamente había ocurrido.

Al contrario no le convenía dar a conocer su ubicación. Así que calló, y lo miró con odio.

YoonGi sonrió torcido, mirándolo con aires de angustia, no era más que falacias bien ejecutadas. JungKook lo miró de reojo, admirandolo en secreto. Finalmente entendía el por qué Min YoonGi era tan aclamado.

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