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Capitulo 11: Un bosque, una fogata, y un chico. 



—Ya no siento las piernas—dijo JiMin. Aunque, por septima vez, fue ignorado rotundamente. Emitió un quejido sonoro en descontento y su rostro fue esclavo de preocupación exagerada—. ¿¡Y si se me desprenden!?

YoonGi se volvió hacia él, mirándolo con una ceja alzada y una mueca en labios. Su rostro fue un inquietante aviso silencioso de que podría matarlo si no se callaba en ese instante, y si bien a Park solía gustarle el peligro e ignorar las advertencias, decidió que está vez ser sagaz era prudente y calló. Aunque, en verdad, le dolían las piernas.

Habían pasado horas desde su partida del Circulo. El Sol seguía en el cielo anaranjado pero lentamente caía la noche. Si bien hacía frío constantemente, era sabido que durante la caída de la oscuridad, la temperatura era más baja de lo normalmente soportable. Y estaban en un bosque, apartados de toda civilización y a merced de la naturaleza salvaje. Todos eran particularmente orgullosos y no lo admitían—a excepción de JiMin, que lograba recordarles su cansancio con insistencia—pero el paso del tiempo a píe comenzaba a cobrar factura.

Fue por eso que Min decidió detener su andar. Se giró hacia los demás y observó sus rostros. Cansados y con somnolencia. Él también deseaba dormir, porque no lo hacía correctamente hace ya varios días. Y necesitaba a aquellos hombres en sus mejores condiciones ante cualquier amenaza o urgencia. Era un riesgo continuar caminando, incluso si significaba avanzar más.

—Pasaremos la noche aquí. —YoonGi echó una mirada circular entre los altos arboles. Eran imponentes y creía que sus copas tocaban las nubes del cielo—. JungKook, ve a buscar leña.

—Si, Señor. —JungKook hizo un saludo militar y corrió entre los arboles, lejos de su mirada acusatoria y un par de insultos.

—Jung—llamó al hechicero. El pelirojo se giró a verlo, sus ojos más cerrados que abiertos—. Despierta. No venimos de excursión. No eres un niño.

Bostezó y asintió, y luego comenzó a buscar algo en su bolsa. YoonGi miró a NamJoon, más allá, apoyado en un árbol mientras afilaba su cuchillo. Su rostro denotaba aburrimiento, o cansancio, no sabía con exactitud. Lo llamó, y fue hacia él, le ordenó permanecer alerta; él cumpliría con la primera ronda de vigilancia. Miró a TaeHyung, quien tenía puesta la vista por donde habían venido. No le dijo nada.

—Tú, mocoso insufrible—llamó a JiMin. Park estaba sentado en la nieve y miraba hacia arriba. Hacia la Luna que ya había hecho su no tan ansiada aparición. El rubio se giró a verle, con los labios fruncidos—. Ve a observar el territorio, no tan lejos. Analiza cualquier ruido extraño y si hay algún grupo aparte de nosotros. Y no te pierdas. Vuelve antes de la noche absoluta.

—Está bien... —Se levantó de un saltó. Y dejó sus cosas donde anteriormente estaba. Tomó una navaja dentro de su bota y se adentró en la oscuridad del bosque entre maldiciones al frío y al dolor de sus piernas.

YoonGi suspiró. Ya un poco harto de la situación. Mierda, ¿por qué tenía que ser tan impulsivo? Podría estar durmiendo en su cama, en su habitación, dentro de su Club cálido. Pero tenía que ser tan imprudente y fácil cuando se trataba de dinero. La cifra, se repetía como consuelo, la cifra valía totalmente la pena.

Aunque debía repartirse entre cinco.

Era otro tema que prefería ignorar por el momento.

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