13

4.2K 631 224
                                    

Capitulo 13: "Monstruos, lagos asesinos y pueblos fantasmas".

—¡Jodida mierda!—gritó JungKook.

Y si: jodida mierda.

Algo había aullado minutos atrás. Fue un sonido que surgió del lugar más profundo del bosque y se abalanzó sobre ellos repentinamente. Había provocado que el reinado eterno del silencio sucumbiera ante el caos de la naturaleza en pánico. Todo animal habitante de Perdición se había alzado, alarmados de quién-sabe–qué, y comenzaron a huir. Sus instintos de sobrevivencia le gritaban lo mismo y, asustados como que aquél venado que vieron escapar con velocidad, echaron a  correr sin permitirse mirar atrás cuando oyeron aquél aullido tan cerca que el aliento nauseabundo del animal inundó sus pulmones.

JungKook, demasiado curioso como para importarle la seguridad de su vida, giró la cabeza hacia atrás sin dejar de correr. Había un lobo, claro, el aullido había sido el principal indicio, pero no era un lobo común. Ni siquiera como cazador estuvo seguro de que esa bestia podría considerarse siquiera un primo lejano del lobo.

La bestia medía cerca de tres metros de alto y cuatro de largo. Su pelaje era oscuro; como un abismo sin fin donde la oscuridad absorbía todo a su paso, sus ojos, en cambio, eran dos lunas grises que relucian bajo el sol con un brillo mágico en sus iris. JungKook pensó, solo un segundo, que aquella bestia era hermosa. Hasta que gruñó, con tanta fuerza que casi los tumba a todos, y enseñó sus dientes; tan afilados que podrían cortar por en medio cualquier ser vivo.

Entonces gritó todas las groserías que aprendió a lo largo de su vida. 

YoonGi giró, atraído por la conmoción contraria, y vio el momento justo en que la bestia abría la boca, ansioso de morder algo. Él no quería  ser ese algo, así que le gritó a TaeHyung y HoSeok, quienes corrían a su lado.

—¡Ustedes!—los llamó—. ¿¡No tienen algún truco mágico!?

—¡Sí!—respondió TaeHyung con un grito— ¡Huir!

HoSeok negó con la cabeza, luego asintió. YoonGi lo miró ansioso y frustrado, porque joder, él no iba a morir. De todas formas, sin esperar respuesta, retiró la navaja de su cadera y, en un movimiento brusco y desprolijo, lo lanzó sobre su cabeza en dirección a la bestia. Un aullido de dolor le confirmó su pequeña victoria, y la adrenalina corriendo por su cuerpo le hizo hacer lo impensable: comenzar a reír.

—¿Perdiste la cabeza?—le gritó JiMin, con sus ojos azules nerviosos y asustados— ¡Porque no es un buen momento!

La bestia gruñó con mucha más fiereza, y todo a su alrededor pareció sucumbir ante ello. La tierra bajo sus pies se agitó, pero ellos jamás dejaron de correr. 

HoSeok se desplazo hacia la izquierda, cerca de los arboles y, juntando sus manos, comenzó a murmurar. NamJoon lo observó, incrédulo, creyendo que había comenzado a rezar. SeokJin, pensando lo mismo, lo imitó.
Entonces, de las manos del hechicero, un destello brillante y rojizo surgió como energía pura. No era nada parecido a algo que hayan visto antes y, sin dudas, era totalmente fascinante.

Jung elevó su mano izquierda al mismo tiempo que volteaba su cuerpo; quedando cara a cara con la bestia. Dejó de correr y, antes de que alguien pudiera gritarle que era un imbecil suicida, aquella energía rojiza abandonó su mano con total velocidad, como la flecha de una ballesta al ser disparada. Lo que sea que haya hecho dio de llenó con la bestia, con tal fuerza que logró tumbarla de un golpe.

Siete de Diamantes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora