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Capitulo 14: Pelea.

El bullicio les dio la bienvenida. Extrañamente, con calidez.

Para ser un pueblo fantasma, gris y lúgubre, dentro de aquella taberna el ambiente era completamente distinto. La estancia constaba de varias mesas redondas abarrotadas de personas con jarras de cerveza, cantando al unísono una canción en una lengua extraña. La barra, más allá de las mesas, estaba libre. Una mujer de cabello rojo como el fuego, bajita y gorda, servia las bebidas con rapidez, moviéndose detrás de la barra con total confianza.

JiMin prácticamente saltó hacia la barra. JungKook lo siguió. NamJoon encontró una mesa vacía al fondo de la habitación y tomó asiento, apoyado en la pared, con una perfecta vista a todo el lugar. YoonGi se sentó a su lado. SeokJin, TaeHyung y Hoseok enfrente, de espaldas a la multitud.

—No parece ser el mismo pueblo—comentó el elemental.

SeokJin asintió, echando una mirada circular a su alrededor. Se veía algo incomodo.

—Incluso la energía es distinta—dijo HoSeok. Se encogió en si mismo, hundiéndose en la silla.

—Ya lo creo. —YoonGi observó a dos hombres peleando por una jarra de cerveza. La multitud dejó de cantar, alentando al caos en coro. La mujer de la barra intentando gritar por orden. Nadie hizo caso. Ella se resignó tan rápido que Min adivinó que no era su primera vez fracasando en detener una pelea, probablemente tampoco la última.

—¿Quieren cervezas?—preguntó el militar, de pronto. Lo miraron interrogantes. Él señaló más allá de sus vistas—. Jeon está haciendo señas raras, así que asumo que pregunta eso.

YoonGi estiró su cuello. Vio a JungKook hacer muecas mientras señalaba la barra. Asintió y levantó cinco dedos con tranquilidad, el cazador lo entendió perfectamente y se giró hacia la mujer peliroja.

—Lucimos como idiotas. — TaeHyung tenía el rostro sudado y las mejillas rojas, probablemente debido al cambio repentino de clima. Afuera, el frío calaba en tus huesos hasta hacerte desear estar muerto. Dentro, la chimenea encendida y el gentío lograba aumentar la temperatura lo suficiente como para hacerte sentir el cuerpo caliente. Señaló su ropa con ambas manos y, dramaticamente, dijo—: ¡Parezco un jodido lunático!

HoSeok asintió.

—Todos, realmente—dijo NamJoon.

Nadie habló después de eso, y eventualmente JungKook llegó a ellos con tres jarras de cerveza en sus manos y sonriendo. JiMin, detrás suyo, llevaba dos jarras en una mano y en la otra una pequeña bandeja repleta de algo. Cuando estuvo sobre la mesa, visualizaron rodajas circulares crujientes.

—Delia dice que son papas fritas—aclaró Park, señalando la bandeja. Todos se giraron a verle. JiMin agarró una, desprocupadamente, y se la llevó a la boca—. Son ricas.

YoonGi se encogió de hombros y tomó una. Admitió—mentalmente, por supuesto, nunca le diría a Park que él tenía razón en algo—que eran buenas.
Se detuvieron allí, en esa mesa redonda, al fondo de un bar repleto de desconocidos, permitiéndose disfrutar del momento. Nadie habló, pero fue agradable. Un momento de paz, un descanso momentáneo antes de seguir en aquel viaje.

JiMin se levantó, repentinamente y extrañamente silencioso, deshaciendose de su abrigo más grueso, dejando una camisa blanca y pantalones típicos negros. Peinó su cabello hacia atrás y abandonó la mesa bajo la atenta mirada de todos, tal vez fingiendo que no notaba la atención sobre él. Se deslizó hacia la multitud de personas, moviendo lentamente su cuerpo al ritmo de la canción que cantaba una mujer y los aplausos que marcaban el tiempo de la melodía. Pronto, atrapó el interés de varios pares de ojos y todo se convirtió en un insólito juego de quién lograba acercarse al rubio sin ser rechazado con una mirada mordaz y efímera.

Siete de Diamantes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora