Capítulo 25: Afrontar.

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— ¿Ya somos invisibles? — Preguntó Jeongin a su lado, presionando fuertemente su mano. Changbin maldijo en voz alta, Jeongin no se cansaría de hablar en todo ése tiempo que estuvieran buscando a Woojin.

— Sí, somos invisibles — Rodó los ojos mientras Jeongin veía a los demás aburrido. Ellos los veían seriamente pero con burla en sus ojos, porque escuchaban sus voces — Endurece el estomago —

 ¿Y como por...? — Comenzó Jeongin, hasta que sintió como si una olla de agua caliente le cayó encima, gritó fuertemente sintiendo su piel ardiendo, pero su grito nunca salió de sus labios. 

Sentía como si su cuerpo hubiera sido cortado en pedazos demasiado pequeños y aun siguiera vivo.

— ¿Qué mierda? — Susurró ahogado —

 El único que puede escucharte ahora soy yo — Le informó Changbin, ellos eran una simple sombra que Jeongin ni siquiera podía ver, como si no existiera —

— Lo odio lo odio, lo odio — Susurró como un mantra — Y te odio más a ti 

— No tenías muchas opciones con Hyunjin allá afuera — Jeongin se recordó mentalmente golpearlo cuando tuviera su brazo de nuevo. En ése momento podía sentir su mano al rededor de la empuñadura de plata de la espada que le dio Hyunjin. Pero no podía verla.

— Ajá, dejen de hablar — Les dijo Seungmin y aplaudió, llamando la atención de los dos que desaparecieron.

Todos veían al lugar con los ojos entrecerrados, buscando tener algún indicio o sonido de ellos, pero fallaron miserablemente, las respiraciones de Changbin y Jeongin se desvanecieron cual suspiro del viento. Así que ellos estaban viendo a Seunmin hablando sólo, cosa que era totalmente normal desde el punto de vista de Minho.

 Ustedes tienen que entrar al pabellón central, ahí es donde están las Damas de la corte, incluyendo la abuela de Woojin, si atraviesan el suelo, que debo decir será un poco grueso, llegaran al laberinto de Oro. Muy pocos guardias vigilan al amanecer ahí, porque creen que nadie entrara, así que podrían materializarse de nuevo mientras buscan a Woojin. — Continuó Seungmin —

— ¿Cómo les haríamos saber que estamos en problemas? — Preguntó Changbin, al pelirrojo le sorprendía demasiado como Changbin se veía muy tranquilo, contrario al dolor físico que se extendía por sus músculos.

— En eso no soy completamente inútil como Oráculo — Murmuró Seungmin jugando con sus dedos — Los vigilaré y avisaré a los demás para que los ayuden —

— Seungmin, no eres inútil — Le dijo Jeongin— Hay miles de razones por la que no eres inútil, pero estoy seguro de que si no estuvieras aquí para éste momento, ya alguno de nosotros estaría muerto — El silencio se extendió, mientras una mueca imperceptible pasaba por la cara de Seungmin, Changbin jadeó preocupado.

 ¿Quién iba a morir? — Preguntó apresurado sintiéndose visible por un momento, Jeongin presionó su brazo y lo mantuvo desaparecido —

 Ahora no va a morir, Bin, así que no importa — Dijo Seungmin sonriendo — Ahora ustedes deben ir, mientras mas rápido salgan de ahí, mejor —

 Estas mierdas van a matarme un día de estos —Jeongin escuchó el suave susurro de Changbin mientras caminaban hacia la puerta, si es que caminar era una buena palabra para describirlo, era simplemente como deslizarse algunos centímetro sobre el suelo—

Breaking the Mask: The Damn Secret (Hyunknow)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora