Breaking the Mask: The Damn Secret (Hyunknow)

Capítulo 30: Una familia destrozada.

— Bueno, te contaré primero cómo me convertí en vampiro — Dijo Hyunjin mientras estornudaba repentinamente — Lo siento, ¿crees que esa sea una buena historia como para comenzar? No lo sé — Murmuró como si realmente estuviera hablando con Minho, dudaba que él lo estuviera escuchando, aunque en el fondo esperaba que sí —

>> Probablemente no lo sepas, yo nací en la tierra como un humano normal en el año mil cuatrocientos veintiuno — Comenzó trazando las líneas con concentración — Fui el hijo menor, tenía cuatro hermanas mayores, el único varón. Nací completamente débil, era igual de delicado que mi madre, nos enfermábamos bastante, usualmente de gripes y así.  —

>> Mis cuatro hermanas no me querían mucho, hablaban entre ellas, jugaban entre ellas, pero nunca hablaban conmigo, así que mi compañía siempre estaba con mamá y papá, él siempre nos cuidaba a ambos. A pesar de todo yo los amé a todos, los amé muchísimo, pensaba que no podría haber tenido una familia mejor — Dijo sonriendo un poco —

>> Mamá era preciosa, tenía el cabello negro como la noche y los ojos marrones, y mi padre era rubio y tenía los ojos azúl oscuro, como el mar. Nosotros sacamos el cabello de mamá y los ojos de papá. Mamá continuamente decía que su color favorito era el azúl porque siempre le recordaba a nosotros — Dijo tomando un pincel más pequeño — Los estoy pintando para que sepas como son, yo soy la única persona que sabe como eran físicamente, además de mi padre vampiro, así que creí que debería compartir cómo era mi vida antes contigo —

>> Uhm, esa época era muy extraña, papá acostumbraba a salir con sus amigos y entrenar con grandes sables, armas clásicas de la Corea de la tierra. Luego de tener a mis hermanas, él quería tener otro bebé para hacer ese tipo cosas con él, en aquel entonces no era apropiado para una dama usar sables, así que no podía hacerlo con mis hermanas, pero en cuanto nací, papá dejó de querer eso y pasó a protegerme mucho, dijo que yo me parecía más mamá que las demás —Suspiró con nostalgia — Solíamos jugar en la sala durante horas, mis hermanas se mantenían sentadas lejos viéndonos. Yo a ellas no les caía muy bien, a veces me decían que era demasiado débil, y sí lo era, no pesaba más de cuarenta kilos, podía rodear mi muñeca con el dedo índice y el pulgar —

>> Pero igual las quería, así que solo les sonreía y les decía que ellas eran muy bonitas y que me gustaría ser así de sano cuando fuera mayor y tuviera su edad — Paró un momento para buscar más pinturas — Le temía horriblemente a la lluvia, me daba mucho miedo porque en las temporadas lluviosas mamá y yo acostumbrábamos a enfermar. Como yo dormía en el cuarto de mis padres, podía escucharla masajeándose el pecho y tociendo, también los sonidos que hacía su pecho mientras trataba de respirar, era horrible, así que me sentaba a su lado mientras se ponía mejor y me pedía que le cantara una canción. Al final papá siempre se terminaba uniendo a nosotros a altas horas de la madrugada aunque no queríamos molestarlo, él se preocupaba mucho por nosotros. Luego de los ataques de mamá o los míos, mamá nos daba una gelatina especial que preparaba, obviamente no es como la de ahora que es más sintética y artificial, pero comerla me recuerda a ellos. Uno de mis peores temores ha sido olvidar a mi familia —

>> Gracias al cielo nunca lo hice — Murmuró pasando una mano por su cara para quitar el cabello de su frente, pero se manchó un poco con pintura — Bueno, en el año mil cuatrocientos treinta y nueve, la temporada de lluvia fue espantosa, hubieron varias inundaciones en el pueblo donde vivía. Mis hermanas estaban asustadas así que papá dormía con ellas en su cuarto y yo dormía con mamá —

>> Mamá se acostaba conmigo en su cama y me cubría los oídos de los truenos, y amortiguaba el poco sonido que quedaba mientras me hablaba de lo que haríamos al día siguiente, y lo que haríamos después, de cuando yo me casara con una linda señorita — Volvió a sonreír cuando vio el retrato que había pintado, exactamente a la mujer amable y hermosa que recordaba — A las pocas semanas ella enfermó, los dos lo hicimos, pero ella ya era mayor así que estaba peor. Papá no se separaba de su lado y mis hermanas estaban en la misma habitación, pero se ponían sus abanicos enormes en sus caras para no contagiarse. Mamá se veía feliz y sabíamos que se recuperaría, había tenido días peores—