3.Llamen al médico imperial antes que la herida de Wang Ye se cure por sí sola

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El hombre en el centro del campo parecía aterrado y aulló más de una vez. Sus gruesas y gordas manos cubrían su cuello herido y la sangre manchaba sus dedos. No dejaba de gritar para que alguien llamara al médico.

En claro contraste con él, el resto de los espectadores guardaron silencio. Esta flecha hizo que todos los presentes se dieran cuenta una vez más de que el joven, que aún no había sido coronado, era una presencia que no podía ser provocada ni desobedecida.

Los contornos de la cara lateral del joven eran angulosos, y las líneas excesivamente frías, duras y afiladas llevaban una agudeza propia. En el fondo de sus ojos había una crueldad oculta. Sentado en una posición elevada, la gélida frialdad que emanaba de su cuerpo era intimidante.

Mirando de reojo, Shen Mu vio claramente que el pequeño brazo de Xiao Fan apoyado en la silla del dragón temblaba por momentos, y en los reposabrazos de caoba se podían ver borrosas manchas de sangre en forma de estrella.

Aunque no supiera de tiro con arco, podía notar que la flecha que había lanzado exigía suficiente fuerza de su brazo para que la herida se abriera de nuevo. El público no podía distinguirlo porque llevaba un traje negro, y los colores eran similares al punto de que no era posible notarlo.

Después de gritar unas cuantas veces sin que nadie respondiera, el Wang Ye pudo percibir por fin que algo iba mal, y su gordo cuerpo se estremeció, dándose cuenta al instante de que sólo su "compañero", el Regente, podía salvarle. Sus labios se volvieron pálidos mientras corría hacia Shen Mu, temblando mientras hablaba, tratando de mantener su última pizca de cordura— Este súbdito solo quería ver las habilidades en el tiro con arco de su Alteza. ¡No sé por qué su Majestad quiere matarme!

—¡Por favor, también pida al Regente que tome las decisiones por sus ministros!

El miedo y el resentimiento en los ojos del hombre se entremezclaron. La luz restante de Shen Mu hizo un rápido barrido por el campo y descubrió que muchos de los presentes tenían esa mirada en mayor o menor medida.

No estaban dispuestos a someterse a los jóvenes que ocupaban altos cargos, pero el miedo en el fondo de sus corazones les hacía mirar hacia otro lado. Por lo que algunos optarían por observar desde lejos, mientras que otros optarían por tomar medidas desesperadas.

Pero Xiao Fan era diferente, era diferente a Shen Mu, al Wang Ye y a todos los presentes. Una vez que el joven se sentó en esta posición, ya no estaba dispuesto a ser vulnerable ni a escapar.

Y la persona que lo empujó por sí solo a la fama fue Shen Mu.

Mientras el Wang Ye cargaba hacia él, al mismo tiempo, Xiao Fan en la silla del dragón enderezó su espalda, mirando a Shen Mu con expresión recelosa, como un lobo solitario en la noche oscura enseñando sus colmillos, sin permitir que los extraños se acercaran lo más mínimo.

Shen Mu levantó la mano y apartó la mano gorda en el cuello del Wang Ye. Miró la piel que la flecha afilada había atravesado, y lo que le vino a la mente fue la descripción de la herida del brazo izquierdo de Xiao Fan en el libro.

Tenía casi cinco centímetros de largo y llegaba hasta el hueso.

—¿Qué haces congelado, por qué no vas a llamar al médico imperial? —Mirando a Ah Qing a su lado, Shen Mu sacó un pañuelo y se limpió son cuidado la sangre de su dedo, frunciendo ligeramente el ceño y hablando con ligereza—De lo contrario, la herida en el cuello del príncipe se va a curar por sí sola.

Con un leve parpadeo, Ah Qing no pudo contener un resoplido de risa, contestó y llamó a alguien.

El médico imperial que custodiaba uno de los lados se levantó esta vez, y saludó a Xiao Fan y Shen Mu respectivamente, tembló y sacó la caja de medicinas.

El Regente que abdicó después de transmigrar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora