22. Dormir

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El mordisco de Xiao Fan hirió un poco a Shen Mu.

Sí, fue solo una mordida.

Sus respiraciones se superpusieron mientras los finos labios del joven se calentaban y sus dientes se apretaban contra su piel, provocando una sensación de hormigueo a la más simple presión.

Pero aun así, Shen Mu podía sentir claramente que su cuerpo se calentaba de forma incontrolable. Sus pupilas se encogieron y sus ojos reflejaron las profundas cejas de Xiao Fan. Su mente se quedó en blanco y se olvidó de respirar por un momento.

No fue hasta que un leve sabor dulce llegó a la punta de su lengua, que Shen Mu se estremeció y volvió a sus sentidos, apartando a la persona frente a él con un empujón.

Las yemas de sus dedos se deslizaron por su labio inferior y como era de esperar, se pintaron de un tono escarlata.

En la oscuridad de la noche, los ojos negros de Xiao Fan eran aterradoramente brillantes, como un lobo hambriento que no hubiera comido durante días. Aquella mirada era tan feroz que Shen Mu sintió escalofríos.

Su boca todavía le dolía y Shen Mu pensó que Xiao Fan no podía ser tan bribón sin importar lo mal que estuviera su cabeza.

Al ver que el hombre que tenía delante volvía a avanzar, pensó que iba a volver a morderlo de forma indiscriminada, por lo que no pudo evitar molestarse un poco. Puso su mano derecha con fuerza contra el hombro de Xiao Fan, diciendo —¡Xiao Fan! Si me vuelves a morder...

—Shen ZiNian—Xiao Fan miró a Shen Mu, con sus dos labios aún manchados de sangre, diciendo con amargura—¿Sabes que esperé toda la noche con los ojos cerrados ante el oscuro cielo de la ciudad? ...No apareciste ...mentiroso.

La mano que había apartado al joven dio un respingo, y el desconcierto en el corazón de Shen Mu se fue aclarando.

Xiao Fan no podía creer realmente que si deseaba verlo delante de una estrella, él aparecería al instante, ¿verdad?

Shen Mu no supo si enfadarse o angustiarse.

—No le mentí. Es solo que hoy fui a buscar algo para Su Majestad.

Sabiendo que ya estaba delirando, Shen Mu quiso razonar con él. Intentó encontrar la horquilla que había caído al suelo en la oscuridad, pero antes de que pudiera siquiera darse la vuelta, fue arrastrado por Xiao Fan.

El rostro del joven estaba ligeramente pálido bajo la sombría luz de la luna, y sus dedos en forma de bambú tiraban del cinturón de Shen Mu. Sus ojos brillaron y su tono fue frío—¿A dónde vas?

Shen Mu ya había empezado a considerar seriamente si debía o no hacer lo mismo que la última vez y simplemente dejarlo inconsciente. Levantó los ojos y miró las finas gotas de sudor que brotaban de la frente de Xiao Fan. Suspiró con ligereza y no pudo ser despiadado.

—La puerta del palacio se ha cerrado, no tengo otro lugar al que ir más que el Palacio Ming Cheng—Shen Mu se adelantó, sus dedos índices cayeron sobre las sienes de Xiao Fan y las presionó dos veces en un movimiento circular, diciendo con suavidad—¿Aún le duele la cabeza a Su Majestad?

Después de mirarlo con incomparable desconfianza, aparentemente confirmando que Shen Mu no se iría, el tenso cuerpo de Xiao Fan se relajó de repente. Su cabeza se hundió directo en el hombro de Shen Mu mientras reprimía una respuesta—...Duele

No creo que el dolor afecte tu capacidad para aprovecharte de los demás.

Shen Mu miró la pesada cabeza sobre su hombro derecho. No pudo evitar maldecir en su corazón, pero su mano no ejerció ninguna fuerza. Las yemas de sus dedos no tardaron en presionar en círculos la sien de Xiao Fan, quien cerró los ojos y dejó de hablar.

El Regente que abdicó después de transmigrar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora