El Regente que abdicó después de transmigrar.

14.Es sólo cuestión de tiempo para que Shen Mu sea asesinado

La brisa se levantó de repente, y el sol de la mañana se elevó desde el cielo lejano mientras la niebla se esparcía.

Los subordinados de la residencia del general parecían tener prisa y estaban ocupados ordenando la sala principal.

El viejo mayordomo corría del vestíbulo principal al patio trasero, dando órdenes a diestro y siniestro, temiendo hacer que el invitado tuviera una pizca de descontento.

Hablando del hombre en el salón principal, el anciano mayordomo suspiró un rato.

Yang Che ha pasado la mitad de su vida en la frontera de Qi, luchando contra los japoneses durante décadas. Era un héroe de guerra con grandes logros y una gran reputación entre el pueblo; lo único que lamentaba era no haber tenido hijos.

Hasta hace más de veinte años, el viejo general Yang no podía permitirse tener una hija. Sin embargo, Yang Shu nació con su carácter audaz y belicoso, por lo que siempre trató a su única hija como un tesoro. La amaba tanto que la ayudó a casarse, e incluso le consiguió un marido a la fuerza.

Quién iba a saber que la tragedia lo tomaría con la guardia baja.

El viejo general se apresuró a ir a la capital tras conocer la noticia, entrando a la mansión lleno de sangre.

Justo cuando el viejo mayordomo suspiraba, se escuchó un fuerte golpe en el salón principal. El hosco general Yang rompió la mesa de madera con la palma de la mano, haciendo que la taza de té cayera al suelo, salpicando por todas partes.

El hombre de más de medio siglo tenía venas azules saliendo de sus ojos, apuntando y maldiciendo a Gao Ying, que estaba temblando a su lado—Eres un inútil, ¡De qué sirve llorar todo el día!

El rostro de Gao Ying estaba magullado y sus ojos enrojecidos. No replicó, agachando la cabeza y disculpándose con humildad ante su suegro—Es verdad que este yerno es un inútil, pero el estatus del asesino es demasiado noble, no puedo moverlo aunque muera.

—¿Un estatus noble? —El viejo general había perdido la mitad de su pelo negro de la noche a la mañana y su rostro estaba demacrado. Ante eso, se burló—Es sólo un regente, ¿Qué hay que temer?

—Este yerno sabe que usted menosprecia al Regente— El raquítico cuerpo de Gao Ying avanzó dos pasos, susurrando frente al anciano general— Pero Su Majestad lo protege tanto que ayer no sólo ordenó al Ministerio de Justicia que lo enviara directamente a Palacio, sino que ni siquiera emitió una sola acusación. El General se ha dedicado tanto a resistir a los japoneses en los últimos años que tal vez no entienda la situación actual del gobierno imperial.

Gao Ying suspiró con frustración—Creo que debido a que en aquel entonces el nuevo emperador fue apoyado por el regente para subir al trono, su relación es naturalmente extraordinaria.

—El asesinato debe pagarse

El rostro de Gao Ying se volvió blanco, lágrimas del tamaño de un frijol resbalaron por su cara seca— No me atrevo a mirar el trágico estado de mi esposa después de su muerte. Toda su cara está completamente irreconocible, sus extremidades quemadas...

—Ni siquiera tuve miedo del difunto emperador, ¿cómo voy a tenerle miedo a un simple regente? —Al hablar de su hija, los ojos del viejo general volvieron a llenarse de sangre. Agarrando a Gao Ying por el cuello, siseó —A quién se atrevió a tocar a mi hija, haré que su vida sea peor que la muerte.

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Shen Mu durmió muy inquieto esa noche. Cada vez que se sentía somnoliento, su corazón palpitaba. Apenas cayó víctima del sueño hasta casi el amanecer.