23. Para dos.

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Sube o no.

Sentado contra la pared, Xiao Fan miró la medio llena cama de madera y se sumió en un largo silencio.

El hombre en la cama, con el pelo cayendo en cascada por los hombros, la tez blanca como la nieve en invierno, los rasgos tallados como un cuchillo afilado; estaba iluminado por el calor de la luz de las velas, suavizando cada parte de su cuerpo.

La túnica negra le queda un poco suelta, excepto por el cinturón de jade verde alrededor de su cintura, la cual podría rodearse fácilmente con una mano.

Xiao Fan bajó la vista y sus ojos se posaron en el denso texto budista—No tengo sueño, quiero leer un poco más.

Shen Mu levantó la mano y señaló la vela medio quemada—Esta vela puede arder media hora como máximo y Su Majestad ha estado leyendo las escrituras budistas durante media columna de incienso sin pasar una página.

Frunciendo un poco el ceño, Shen Mu se sentó erguido y se apoyó en la pared, expresando una gran perplejidad ante el comportamiento de Xiao Fan de dormir en el suelo cuando había una cama disponible—¿Qué es exactamente lo que hace dudar a Su Majestad?

Las esquinas de sus ojos saltaron. Xiao Fan apretó en secreto sus dientes posteriores y sin mirar, dejó caer el libro que sostenía, caminó con dos pasos hacia la cama y se acostó con la ropa puesta, dándole la espalda a Shen Mu— Ya Fu fue el primero en hablar de compartir la cama de una manera tan casual.

Xiao Fan estaba de espaldas a Shen Mu. No se cubrió con la manta y ni siquiera se quitó los zapatos. Con hombros anchos y cintura delgada, su cuerpo era terso y bello; pero la forma en que mantenía los brazos sobre el pecho y como se veía que las comisuras de su boca estaban tensas, hicieron que Shen Mu sintiera que no estaba muy contento.

La pequeña habitación permaneció en silencio durante un rato. Shen Mu acababa de recostar su cuerpo bajo las sábanas cuando oyó que el joven alto que estaba a su lado se movía bruscamente, haciendo que la cama temblara y crujiera.

Bien, ahora tiene miedo de que nadie se dé cuenta de que tiene una rabieta.

Con un suave suspiro, Shen Mu recogió una esquina de la colcha y apoyó su cuerpo para cubrir a Xiao Fan, con un tono algo impotente—Sé que Su Majestad no quiere conformarse con tan poco, pero no puede estar sentado en el suelo toda la noche, ¿Qué pasa si coges un resfriado?

Mirando la espalda todavía obstinada de Xiao Fan, Shen Mu también estaba un poco insatisfecho. Cuando no se encontraba lúcido no le desagradaba ni siquiera morderle la boca, pero ahora es reacio a un poco de contacto.

Solo era una noche en la dormirían juntos, así que ¿qué sentido tenía?

—Su Majestad debería dormir primero, yo encontraré un lugar para pasar la noche...

El rostro de Shen Mu estaba tranquilo mientras se disponía a levantarse de la cama. En cuanto se giró, sintió un tirón en su larga manga y una voz ronca le llegó por detrás— No estoy disgustado contigo.

—No puedo dejar que Su Majestad duerma en el suelo, no es educado—Retirando la mano, Shen Mu miró a Xiao Fan, iluminado por la tenue luz de las velas—Se está haciendo tarde, así que por favor, decide cuanto antes si quieres que encuentre un lugar afuera o que me quede contigo para pasar la noche.

La puerta de madera, que no estaba bien cerrada, crujió, y la fría brisa del pasillo entró a la habitación, apagando la luz de las velas. La oscuridad llegó de forma repentina y Shen Mu miró inconscientemente hacia la extinta fuente de luz. Entonces, en medio de la oscuridad, sintió que le tiraban de la manga de nuevo — Dormiremos juntos.

El Regente que abdicó después de transmigrar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora