31. Guirnalda

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Shen Mu durmió excepcionalmente profundo durante la noche. El aparente ausente aroma del sándalo permanecía alrededor de la punta de su nariz y fue difícil despertar después de disfrutarlo.

Cuando abrió los ojos, la habitación estaba en silencio.

A medida que su conciencia volvía gradualmente, el somnoliento Shen Mu se apoyó en el marco de la cama, mirando en silencio la habitación vacía. Tardó en darse cuenta de que Xiao Fan debía de haber vuelto a palacio para asistir a la corte de la mañana.

En ese momento, Ah Qing llamó a la puerta tres veces, preguntando a Shen Mu en voz baja si quería levantarse a comer.

Cuando miró la fina manta del sillón reclinable, Shen Mu recordó de repente que no había dormido en el sofá la noche anterior, así que se levantó con la ropa puesta e inconscientemente echó una mirada a la cama.

Barrió con su mirada el lecho vacío y mientras observaba a Ah Qing poner el desayuno en la mesa, preguntó—¿Ha comido Su Majestad antes de irse a la Corte matutina?

Ah Qing se quedó atónito y no pudo evitar maravillarse— Wang Ye, ¿Se ha comunicado con Su Majestad? Él también me instruyó dos veces antes de irse, diciendo que debía supervisar sus comidas o de lo contrario no sería bueno para su salud.

El joven sonrió con aire un poco ingenuo, un hoyuelo poco profundo asomándose en la comisura de sus labios. Mirando sus grandes y despreocupados ojos, Shen Mu se rio sin poder evitarlo, pero en su corazón se alegró de que Ah Qing no sea naturalmente perspicaz.

Si fuera un poco más astuto, al ver que su amo y su antiguo enemigo se hacían amigos, se hubiera disgustado.

—Ve y llama a Ah Yu—Tras una breve comida, Shen Mu pidió a Ah Qing que llamara al chico. Al pasar, preguntó —Cuando volví a casa ayer ¿Traje el dibujo conmigo?

Ah Qing estaba confundido—¿Ah? ¿De qué dibujo habla, Wang Ye?

Sacudió la cabeza y dejó que Ah Yu entrara. El chico solo llevaba dos días en la residencia real, pero su cara ya estaba un poco sonrosada y ya había un poco más de carne en su cuerpo. Cuando vio a Shen Mu, inmediatamente se inclinó agradecido y saludó.

—No hay necesidad de agachar la cabeza—Shen Mu le dejó levantarse y tras preguntarle por sus heridas, fue directamente al grano— ¿Hiciste lo que te pedí que hicieras?

El niño, ansioso por corresponderle, hablaba cada vez más rápido en respuesta—Vi durante estos dos días que entre las diez palomas que tiene el tío Wang, dos son palomas mensajeras.

Al principio, Shen Mu sólo pidió a Ah Yu que observara cómo el tío Wang guardaba las palomas; no esperaba que este niño de apenas diez años viera la intención directa. No pudo evitar sentir curiosidad—¿Cómo sabes que son palomas mensajeras?

Temiendo que no le creyera, Ah Yu le explicó rápidamente —Porque el resto de las palomas no vuelan en una dirección regular—Solo esas dos palomas mensajeras vuelan en dirección sureste en Yin y Mao. Además, el tío Wang no las deja volar con regularidad...

Claramente organizado.

—Pero esas son solo tus conjeturas—Golpeando con las yemas de los dedos sobre la mesa, Shen Mu observó al muy inteligente niño con una mirada crítica—O acaso ... ¿Lo has visto usar palomas mensajeras para enviar notas?

—No, el tío Wang rara vez habla conmigo y las dos palomas obviamente se crían por separado—El rostro del chico, que había estado lleno de confianza, se puso blanco, suspiró con frustración y miró a Shen Mu con pena—Lo siento mi señor, es culpa de Ah Yu por no hacer bien su trabajo

El Regente que abdicó después de transmigrar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora