20. Amigos de infancia

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Soobin se despertó al escuchar el sonido del móvil vibrar encima de su mesilla. ¿Quién coño lo llamaba a esas horas? Entonces vio que era Yeonjun y el corazón le dio un vuelco dentro del pecho. ¿Le habría pasado algo? Antes de formularse la pregunta se apresuró a descolgar el teléfono. 

—¿Yeonjun? —inquirió lleno de ansiedad.

—Aquí JuJu llamando a Boonie.

—¿Yeonjun te encuentras bien? —insistió más preocupado.

—¡No! No soy Yeonjun, soy JunJun, tu JunJun. ¿Recuerdas cuando me llamabas así y yo te llamaba Bonnie?

—¿Has bebido? 

El castaño rompió a reír. 

—No he bebido. Simplemente he estado pensando en nosotros. En cuando éramos niños y todo era más fácil. Oye ¿qué te parece si por un momento fingimos que es así?

—¿Qué me parece? —parpadeó somnoliento—. ¡Me parece que estás COMO UNA PUTA CABRA! —gruñó irritado. Yeonjun soltó una carcajada al otro lado del teléfono, pero Soobin siguió refunfuñando—. En serio Yeonjun ¿tienes idea de la hora que es? ¡Son las cinco de la mañana! ¿Y tú me llamas para recordar viejos tiempos?

—JunJun, llámame JunJun —volvió a corregirle.

—¡Debería colgarte! 

El castaño se rió de nuevo. Le encantaba provocarlo.  

—No te enfades y hazme caso, por favor. Hagamos como si por un momento no hubiera pasado nada. Como si aún fuéramos aquellos niños que se tumbaban en la hierba para tomar el sol y hablaban a escondidas por las noches. Venga, empezaré yo. ¡Binnie cuánto me alegra que me hayas llamado! Hacía tiempo que no sabía nada de ti. 

—Me has llamado tú y sigo pensando que esto es absurdo —se quejó. 

—Haz el favor de tomártelo en serio. Sé que también necesitas hacer un viaje en el tiempo.

—Está bien —resopló resignado. Luego carraspeó y se metió en el papel—. Sí, yo me aburría y pensé ¿qué puedo hacer? Y me dije, ¡ah sí! voy a llamar a mi mejor amigo de la infancia. Seguro que le apetece hablar. Aunque sean las cinco de la mañana... —recalcó con ironía.  

—Esa ha sido buena.

—Gracias, tenía que decirlo.

—Tomo nota —sonrió—. Bien, pues en realidad sí que estaba dormido, Binnie, pero te perdono porque a mí también me apetece hablar contigo. Cuéntame ¿cómo te va la vida? He leído en el periódico que eres el director de una importante sucursal bancaria. ¿Estás contento con el empleo?

—No me puedo quejar.

—Vaya, siempre supe que llegarías lejos. Yo en cambio... 

De repente sintió como las lágrimas inundaban sus ojos y las palabras se agolpaban en su garganta y tuvo que hacer una pausa. 

—Tú en cambio qué —insistió con curiosidad.

—Yo no llegué a terminar la universidad. Ya sabes que soy un desastre. Mis padres murieron en un accidente de tráfico y he despilfarrado toda la fortuna que heredé. Además, me han echado del trabajo y voy a perder la casa por no poder pagarla. Por cierto, no tendrás un empleo para mí ¿no? Me vendría bien —bromeó con una sonrisa triste. 

—Pues la verdad es que acabo de despedir a mi asistente personal. Aunque no te aconsejo ese trabajo. Soy un cabrón como jefe y me gusta explotar a los empleados. Pero te puedo ayudar con el tema de la casa. Ya sabes, trabajo en una sucursal, si quieres hablaré con tu banquero...

𝐋𝐎𝐕𝐄 𝐃𝐄𝐁𝐈𝐓 © soojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora