19. Recuerdos

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Yeonjun llegó a la habitación del hotel y se dejó caer en la cama preso del cansancio. De repente se vio siendo un niño. Estaba en el jardín de su casa, oliendo el rosal que acababa de plantar el jardinero y apareció por allí Binnie, transportando un bote de cristal con algo dentro.

—¡Mira JunJun, es la mariposa tigre! —le dijo agitando el tarro.  

La pequeña mariposa amarilla y de rayas negras, batió con energía las alas. 

—Oh, es preciosa. ¿Y qué nombre le pondremos?

—Ninguno, solo la atrapé para que la vieras, pero pienso ponerla en libertad —le dejó claro. 

El niño lo miró desilusionado pero accedió a regañadientes. Sabía que cuando Binnie se obstinaba con algo no había nada que lo hiciera cambiar de opinión.

Soltaron a la mariposa mientras la contemplaban volando libre bajo el sol y echaron una carrera de vuelta a la casa. La señora Hyuna había preparado granizado de limón y tortitas de arándanos.  

El sueño siguió su curso y Yeonjun se vio en su cama con dosel de corazones que le habían regalado por su cumpleaños. En cuanto la señora Hyuna le dio las buenas noches y salió de su cuarto, el niño sacó el wilkie talque que tenía escondido bajo las mantas y lo encendió.  

—Aquí JuJu llamando Bonnie —susurró en medio de la oscuridad. Pero nadie contestó—. Aquí JuJu llamando a Bonnie—insistió más fuerte.

—Es Bunny —suspiró Soobin al otro lado del aparato.

—Lo que sea ¿se puede saber por qué no contestabas?

—¿Cómo quieres que te conteste si no dices bien mi nombre? —le reprochó. 

El castañito entornó los ojos en blanco. 

—Bonnie eres increíblemente odioso ¿lo sabías?

—Y tú eres incapaz de recordar un simple nombre —volvió a replicar.

—Bueno, da igual. Tu madre acaba de salir de mi habitación, ya podemos hablar sin problemas.

—¡Espera, espera, ahora viene a la mía! —susurró antes de esconder el walkie.  

En ese momento se escuchó el ruido de una puerta abrirse y unos pasos de tacones acercándose deprisa. 

—Soo, hijo, ¿todavía sigues despierto? Sabes que mañana tienes clases. 

—Ya lo sé, mamá.

—¿Quieres que te lea un cuento?

—No, ya me lo leo yo solo —se apresuró a contestar en cuanto escuchó las risitas de su amigo desde el aparato. 

—Esta bien, luego apaga la luz.

—Sí mamá. 

En cuanto se vio de nuevo a solas, sacó el walkie de su escondite. 

—¡Uff, por los pelos!   

Y los dos niños se echaron a reír. 

Yeonjun se vio en otra imagen junto a Binnie. Estaban haciendo los deberes en el salón mientras la señora Hyuna limpiaba la cubertería de plata.  

—Soobin, hijo, échale una mano —le pidió al ver que el castañito mordía frustrado la punta del lápiz. 

—JunJun, mira, es muy fácil —le animó con una sonrisa cálida—. Solo tienes que sumar estos números y dividir el resultado con este otro para que te de la solución del problema —le explicó, señalando su cuaderno.

𝐋𝐎𝐕𝐄 𝐃𝐄𝐁𝐈𝐓 © soojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora