22. ¡Te quiero!

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Yeonjun cambió por enésima vez de canal. No emitían nada interesante en la tele. En realidad no había nada que llamara su atención. Su vida se había quedado congelada desde que la secretaria del banquero le había dicho que el señor Choi se encontraba fuera. Desde entonces le había mandado varios mensajes a su teléfono personal pero no le había contestado a ninguno. Maldito bastardo. ¿Dónde se habría metido? Decidió dejarse de rodeos y llamarlo directamente. Esto se convirtió en un pequeño método de tortura porque cada vez que marcaba el número y escuchaba el tono de llamada, su corazón latía esperanzado. Hasta que saltaba el puñetero contestador y le daban ganas de estrellar el móvil contra la pared. Hasta que de pronto oyó su voz aterciopelada y profunda al otro lado de la línea y sintió un pellizco en el estómago. 

—¿Diga?

—¡Por fin me contestas!  

Soobin observó que el reloj marcaba las tres de la mañana y entornó los ojos en blanco.  

—Joder ¿en serio?  

Yeonjun esbozó una sonrisa tímida y traviesa.

—Llevo todo el día intentando contactar contigo pero tú no me coges el teléfono —alegó en su defensa.

—¿Y eso no te dice nada? —le dejó caer. 

—Sí, pero no te va a servir de nada darme esquinazo. No pienso rendirme tan fácilmente. Por cierto, tu secretaria me ha dicho que has salido de la ciudad. ¿Dónde te has metido?

—No es de tu incumbencia. 

—¿Y si se lo pregunto a Binnie? 

—Te dirá que no puede ayudarte. ¿Cómo diablos va a saber él dónde se encuentra ese tal Choi? Ni siquiera le conoce —contestó con suspicacia. 

«Capullo», gruñó Yeonjun para sus adentros.  

—Aun así prefiero charlar con Binnie. No te ofendas pero es más agradable que tú.

—Yo también prefiero charlar con JunJun —reconoció Soobin.

—Bien, aquí JuJu llamando a Bonnie. 

—¡BUNNY! Maldita sea ¿cuándo lo vas a decir bien? 

Yeonjun suspiró. 

—Está bien Bunny, ¿cómo has pasado el día? 

Soobin se visualizó así mismo montado a caballo, leyendo un libro, dando un paseo por el pueblo, nadando en la piscina de su casa, ayudando a su padre a reparar la puerta del cobertizo. ¿Que cómo había pasado el día? AGOTADOR. Y habría ido corriendo hasta la jodida luna con tal de sacarlo de su cabeza. 

—La verdad es que no he hecho gran cosa —mintió—. ¿Y tú?

—¡Fatal! Llevo todo el día intentando dar con él, pero el muy cabrón pasa de mí.   

Soobin se echó a reír. Estaba claro que Yeonjun no era partidario de andarse por las ramas.  

—JunJun ya te he dicho que pases de ese tío. Está claro que él pasa de ti. 

—Pues es una pena porque le tenía preparada una buena sorpresa.

—¿Qué sorpresa? 

Yeonjun sonrió con malicia y se encogió de hombros. 

—Había pensado en presentarme en su despacho con un conjunto de lencería sexy.  

A Soobin se le secó la garganta de repente.  

𝐋𝐎𝐕𝐄 𝐃𝐄𝐁𝐈𝐓 © soojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora