21. Siempre ha sido él

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La señora Hyuna abrió los ojos al ver a su hijo en la puerta con una bolsa de viaje. No estaba acostumbrada a que se presentara de improviso y tampoco estaba acostumbrada a verlo allí sin ser el día de Navidad. Siempre era ella o su marido los que tenían que ir a Seúl. Pero parece que estaban de moda las visitas sorpresa...

—¡Cariño, tú por aquí! —exclamó antes de darle un abrazo. Luego lo hizo pasar dentro de casa y cogió su bolsa de viaje—. Traes mala cara, parece que no has dormido bien —comentó preocupada.

—Es que no he dormido bien —protestó enfadado.

—¿Y eso por qué?

—Un maldito chalado me llamó de madrugada —dijo sin poder contenerse. 

—¿Qué?

—Nada, no te preocupes. Son temas del trabajo que me agobian un poco. Por eso he venido, para desconectar y relajarme —dijo con una sonrisa forzada.   

Pero su madre lo miró sin creer una sola de sus palabras. Estaba claro que algo atormentaba a su hijo, y tenía que ser algo muy serio para que le hubiera hecho coger las maletas y salir huyendo. Su chico nunca se escondía de nada. Siempre plantaba cara a los problemas. Pero el instinto de madre le decía que la actitud de su Soobinnie tenía que ver con el joven Kim.  

En ese momento el señor Choi irrumpió en el salón y padre e hijo se fundieron en un abrazo mientras ella los contemplaba con una sonrisa.

No les corría la misma sangre por las venas pero se adoraban como si así fuera. Recordaba aquellos días grises en los que vagaba sola en el mundo con un hijo adolescente y problemático a su cuidado, y sabía que había tenido mucha suerte de encontrar a un hombre como su marido. Les había salvado la vida a ella y a su hijo. 

Soobin desayunó y pasó el día tranquilo con su familia. Lo que no resultó nada fácil. De vez en cuando Yeonjun se colaba en sus pensamientos y tenía que luchar contra su propia mente. Por un momento tuvo el impulso de mandar todo al cuerno y salir a buscarlo. Pero pensaba en los años de sufrimiento que había vivido por su culpa, y lo malo pesaba más que lo bueno. Entonces sintió el deseo de llamar a su amigo JunJun y decirle: «Oye, eres un niño encantador, pero te crecerá el trasero y te volverás un mocoso estúpido y mentiroso. ¿Te importaría no crecer? Gracias». Se le escapó una sonrisa perversa al imaginar la cara que pondría. En cualquier caso se lo había buscado por haberle hecho aquella encerrona telefónica. El muy cabrón.   

La señora Hyuna terminó de colocar la loza en la alacena y al volver al saloncito, vio a su hijo de pie junto a la ventana con una taza humeante entre las manos y la mirada perdida en el horizonte. 

—¿Cariño, qué ocurre?

Parpadeó saliendo de su trance y esbozó una sonrisa apagada. 

—Nada importante.

—A mí no me engañas, Soobinnie. ¿Es por un chico? —se atrevió a preguntar. 

Había visto a su hijo otras veces así. Cuando era más jovencito y ni siquiera le había salido la barba, pero ya entonces sufría en secreto por el joven Kim. 

—Sí, mamá, reconozco que hay un chico detrás de mi dolor de cabeza —confesó con aire apático.

—¿Se trata del joven Kim? 

Soobin la miró boquiabierto. 

—¿Cómo lo sabes?

—Porque siempre ha sido él.  

La señora Hyuna soltó un suspiro y se acurrucó al lado de su hijo. Enseguida notó el brazo de él rodeándole los hombros. Era tan protector. 

—Ay cielo, el joven Kim ha sido tu debilidad desde que tenías uso de razón. Me acuerdo cuando lo viste por primera vez y gritaste, ¡mamá, un ángel! Solo tenías cinco años, pero ya sabías que lo querías. La verdad es que siempre fuisteis inseparables.

—Hasta que él cambió —añadió con aire sombrío.  

—Hijo, era solo un niño. No se lo tengas en cuenta. 

—¡Pero él nos arruinó la vida con su mentira! —replicó furioso.  

La señora Hyuna retrocedió asustada al contemplar su expresión de odio. Oh Dios mío, quizás había sido un error guardar silencio durante tanto tiempo.   

—Escucha Soobin —dijo con un hilo de voz—. Olvídate ya de eso. Eres un hombre guapo, tienes dinero, un futuro brillante. Deja atrás el pasado y busca a alguien bueno con el que puedas formar una familia —le suplicó desesperada.  

El pelinegro se rió con amargura. ¿Buscar una a alguien? ¿Formar una familia? Estaba claro que su madre no lo conocía en absoluto. Él solo estaba hecho para el sexo ocasional, el sexo salvaje y violento. Notó como de repente se le ponía dura y tuvo que cambiar de postura para disimular la erección. Ninguna persona en su sano juicio aguantaría sus juegos retorcidos. Sin embargo Yeonjun era tan pervertido como él. Quizás podían combinar estabilidad con depravación. Sacudió la cabeza. ¡Pero qué diablos estaba diciendo! Ni siquiera el castaño podría entender su lado oscuro y secreto. Y sonrió con tristeza al comprender que estaba destinado a terminar solo.

 Y sonrió con tristeza al comprender que estaba destinado a terminar solo

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𝐋𝐎𝐕𝐄 𝐃𝐄𝐁𝐈𝐓 © soojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora