29. ¿Te vas?

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Yeonjun terminó de embalar las últimas cosas que le quedaban en casa. Había pasado casi un mes y aún no podía creerse que fuera a dar un paso tan importante. Pero ya era un hecho. Dentro de unos días cogería un avión rumbo a Londres y dejaría atrás todo cuanto conocía para empezar de cero en otra ciudad, con distinto clima y distinta gente. Suspiró agobiado. Se encontraba tan vacío por dentro que no sentía ninguna emoción. Solo quería que todo acabara de una vez.

El móvil volvió a vibrar encima de la mesita y el castaño se estremeció de arriba abajo. Sabía que era él. Llevaba llamándolo durante semanas pero no había querido caer en la tentación de coger el teléfono. Estaba decidido a olvidarle y pasar página. Aunque sabía que ya nunca volvería a ser el mismo. Siempre sería como un jarrón roto recompuesto con pegamento. 

—Otra vez pensando en el banquero —le interrumpió una voz a sus espaldas. 

Yeonjun salió de su aturdimiento y sonrió apenado.  

—Intento no hacerlo.

—Pero es complicado ¿verdad? —apostilló Bogum con una mirada comprensiva. 

Asintió cabizbajo y Bogum cruzó el salón para abrazarlo.  

—No te preocupes por nada. Muy pronto estarás lejos de aquí y ese cerdo ya no podrá molestarte —le prometió meciéndolo entre sus brazos. 

Luego le dio un pequeño beso en la cabeza y fue a por un par de cervezas. Yeonjun dibujó una sonrisa mientras veía como se dirigía a la cocina silbando.

En los últimos días Bogum se había convertido en su máximo apoyo. Casi no se había separado de su lado. Incluso había movido contactos para conseguirle el empleo en Londres. Sin duda era su ángel de la guarda.

—Nunca te agradeceré lo suficiente todo lo que estás haciendo por mí —le dijo cuando volvió con las cervezas.

—No tiene importancia. Solo quiero que seas feliz —contestó sonriente antes de abrir su lata.  

—Dime la verdad ¿aún te sientes culpable por haber roto nuestro compromiso? 

—No dejo de darle vueltas a que posiblemente me equivoqué —reconoció avergonzado.

—Yo no lo creo. Nuestro matrimonio habría sido un error —le aseguró convencido de sus palabras. 

Bogum se encogió de hombros. 

—¿Quién sabe? A lo mejor no habría estado tan mal —sugirió divertido.

—Tonterías. Ninguno de los dos estábamos preparados para dar ese paso. Tú querías viajar y conocer mundo, y yo solo soñaba con no perderme ninguna fiesta. La verdad es que no sé en qué estaban pensando nuestros padres para proponer ese compromiso. 

—Supongo que buscaban unir nuestras fortunas y apellidos. 

—Pues no les salió muy bien —apostilló Yeonjun risueño. 

Bogum también se echó a reír y levantó su lata de cerveza para proponer un brindis. 

—Por los enlaces rotos a tiempo.

—Por las balas perdidas sin remedio —añadió chocando su lata con la suya.  

De pronto llamaron al timbre y sus risas se quedaron congeladas en el aire. El castaño se disculpó, dejó la cerveza encima de una de las cajas de cartón y fue a abrir la puerta. Cuando vio de quien se trataba su sonrisa se borró de un plumazo y se quedó totalmente paralizado.

Soobin lo observaba serio y rígido como un palo.  

—Tenemos que hablar —dictaminó rompiendo el silencio. 

𝐋𝐎𝐕𝐄 𝐃𝐄𝐁𝐈𝐓 © soojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora