Epílogo

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Soobin devoró hambrientamente los labios de Yeonjun, joder, solo había pasado un mes y no podía explicar cuán obsesionado había estado con volver a besar su dulce boca. Se sentía como un yonqui que no había probado su droga favorita en semanas.

La señora Min había sido su salvación durante todo este tiempo, haciéndole entrar en razón. Al principio la había odiado y hasta tuvo ganas de despedirla, pero luego aceptó que la mujer estaba en lo correcto. Y arreglar las cosas con Yeonjun era lo mejor.

—Soobin espera... —murmuró el castaño entre besos, tratando de alejar al azabache.

Choi le miró por debajo de sus pestañas, admirando cada facción de su rostro y sus labios magullados que le invitaban a reclamarlos, y así lo hizo, volvió a tomarlos con los suyos solo porque podía y quería, porque finalmente Yeonjun era suyo.

—Soobin... b-basta —el menor lo intentó otra vez.

—¿Qué pasa?

—No puedo —sentenció.

—¿Qué? ¿De qué hablas? —preguntó totalmente confundido.

—No puedo estar contigo —declaró Yeonjun rotundamente—. Al menos no por ahora.

—Pero acabas de decir que eres mi alma gemela.

—Lo sé, pero entiende. Esto —se señaló a sí mismo y luego al mayor—, no es sano y lo sabes. No quiero que nuestra relación se vuelva a arruinar con viejos rencores. Necesitamos avanzar.

—¿A qué te refieres?

—Me refiero a que necesitamos terapia, Soobin —dijo tomando la mano del pelinegro que mantenía su ceño fruncido—. Si lo vamos a intentar, quiero que esto funcione de verdad.

El azabache le miró seriamente. No podía creer que Yeonjun estuviese sugiriendo tal cosa, pero sabía que él tenía razón, y también quería que su relación funcionara y era mejor que fuera de forma sana porque de ningún modo dejaría al castaño.

—Lo haremos —aceptó para sorpresa del menor—. Ahora... ¿en dónde estábamos? —intentó volver a besarle pero Yeonjun se apartó. Soobin volvió a fruncir el entrecejo—. ¿Ahora qué?

El castaño se sonrojó un poco—. Es que... quiero que esto funcione, ya te dije. Así que estaba pensando en comenzar de cero. Tendrás que volver a conquistarme.

—¿Es en serio? —se rió.

—Sí. Muy en serio —soltó a la defensiva.

—Está bien, bebé. Pero te advierto que soy nuevo en esto de las relaciones, así que no esperes mucho... Entonces, ¿un último rapidito?

Yeonjun rezó por paciencia—. Eso lo sé, eres un total imbécil, por eso te quedas en abstinencia.

 
•••
 
 
Ocho meses después.

Soobin observaba fijamente al chico desnudo encima suyo, adorando secretamente cómo sus rizos castaños caían desordenados sobre su sereno rostro, la forma en que su piel blanca era acariciada por los primeros rayos de sol del amanecer que se colaban por las ventanas, las marcas que adornaban sus caderas y cuello, era la mejor vista del jodido mundo.

Luego de que Yeonjun sugiriese ver a un especialista, le habían dado un tiempo a su relación, hasta que las cosas se enfriaran un poco. Continuaron viéndose de vez en cuando, solo como amigos, y aunque Soobin odiaba esa idiotez no había hecho nada por apresurar las cosas, respetaba la decisión del castaño y si quería espacio era lo que le daría, aunque por dentro se estuviera muriendo por volver a tenerlo de todas las formas posibles. Eso era señal de que estaba avanzando, ¿cierto?

𝐋𝐎𝐕𝐄 𝐃𝐄𝐁𝐈𝐓 © soojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora