Capítulo 47: Tristan

216 46 25
                                    

Ambos tomaron un largo y refrescante baño, diciéndose palabras empalagosas y mimándose el uno al otro, luego de eso se vistieron y decidieron esperar.

Eran pasadas las once de la noche y todo era muy silencioso, el carbón de la chimenea tornaba mientras se quemaba y la figura de Aris reflejada por el fuego se deslumbraba con elegancia.

—¿Crees que venga como dijo? —preguntó con una expresión tensa.

—Él dijo que vendría...

Y justo en ese momento alguien tocó la puerta, para luego abrirla sin esperar respuesta.

Ambos se levantaron y fueron al encuentro del invitado nocturno.

—Bien, ya pasaron varias horas—caminó hacia Ethan y se acercó—necesito hablar contigo—su rostro era serio y sus ojos penetrantes.

—E-Esta bien, pero ¿por qué estás tan cerca? —dijo Ethan al sentirlo a escasos centímetros de él.

—Oh, lo siento—dijo con una expresión más suave, y con una sonrisa un tanto pícara añadió—es algo involuntario, me dicen bastante seguido que no respeto el espacio personal.

Se alejó de él y miró a Aris.

—Así que en verdad no me equivoqué, ustedes son pareja—y sonrió mostrando sus blancos dientes—tienes buen gusto.

Caminó hacia la otra sección, donde estaba la pequeña sala y la chimenea, y miró a Ethan de reojo.

—Rubio, alto, risueño y sexy, en verdad tienes un muy buen gusto Aris—añadió riendo—Vamos a sentarnos, tengo demasiada flojera para hablar parado.

Aris lo miró con una expresión pensativa y decidió seguirlo junto a Ethan.

—Aris es...

—Claro que puede quedarse y oír—lo interrumpió Tristan—él es tu amada pareja, y ustedes no se guardan secretos, además lo que quiero hablar les incumbe a ambos.

Se sentó en un sillón y cruzando una pierna sacó un puro, lo prendió y dio una lenta calada. Ambos se sentaron frente a él en el otro sillón y prestaron atención.

—Tienes que irte de aquí—dijo Tristan sin rodeos y su rostro se volvió sombrío.

Aris lo miró con molestia y su cuerpo se tensó, no le gustaba lo rudo que era al hablar.

—No me mires así—dijo simulando un escalofrío—no es lo que piensas.

—¿Entonces a qué te refieres?

—No les puedo dar muchos detalles, pero lo mejor será que se vayan antes de que la situación empeore—observó a Ethan y continuó—Se te nota en la cara, desde el primer momento que te vi supe que no querías ser el príncipe heredero. Y haces bien.

Ethan lo miró dudoso, pero cuándo iba a hablar Tristan se adelantó.

—Se lo que piensas: «Este bastardo seguro quiere quedarse con el trono y ser el rey blablabla...» pero me temo que te equivocas.

—¿Entonces por qué?

—Eres mi único hermano, bueno, medio hermano que tengo, y no quiero verte sufrir en este infierno.

—¿Medio hermano? —interrogó Aris al ver qué, hasta ahora, decía la verdad.

—Yo no soy hijo de la maldita reina esa, el rey se acostó con una noble un par de veces, y aquí estoy, el producto de la lujuria—bajó la mirada y dio otra calada—Saben, este lugar no es lo que creen, el rey y la reina son temibles.

Príncipe rebelde© ✓ [Secuela]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora