Diferentes escenas cruzaban mi sueño enviándome y enterrándome miles de dagas por el dolor de los recuerdos de mi vida pasada, mi respiración se agitaba y sentía como brotaban las lágrimas, rogaba por despertarme, mi llanto empeoro.
Mi cuerpo se comenzó a ponerse pesado, me costaba respirar. Abrí mis ojos de golpe y lo que vi me dejo estupefacta, era yo, yo misma me estaba ahorcando.
¿Qué está pasando?
-Nunca entenderás el dolor que yo sentí, jamás serás yo, y por eso te hare pagar por lo que tuve que vivir.
- ¡Suéltame!
- ¡Jamás me iré de ti!
Sentí como la presión en mi cuello era más fuerte y grité ahogadamente. Me desperté de golpe y vi a mi alrededor Zero estaba a mi lado dormido. No había rastro de Natsu, al menos no físicamente.
Mis lágrimas seguían brotando, mi corazón latía muy rápido. Cerré mis ojos y suspiré. Este fin del mundo jamás lo pedí, no que soy, no sé qué poder tengo, no sé nada. No sé qué vendrá, la desesperación se apodera de mí. Miro el nuevo lugar donde nos quedamos, una casa abandonada, que al menos tenía un sofá. No es el lugar más seguro, pero con Natsu, nada podría pasar.
Necesitaba hacer pis, mi vejiga protesto, fui a buscar el baño al menos espero que tenga agua.
Fui cautelosa, sin hacer ruido camine, había cuartos que estaban completamente vacíos, supongo apenas iban a vivir aquí. Al fin encontré el baño, no tenía puerta, el pudor me hizo sentir incomoda, así que hice del baño y rápido me fui. Esto de estar en un fin del mundo sin papel de baño era una putada. Pero claro, el agua no se ha acabado, al menos con eso me conformo.
Uno de los cuartos tenía una ventana de tamaño mediano, la luz de la luna iluminaba parte de ese cuarto, camine y me acerque a ella. Observe el cielo y era hermoso, estaba despejado, ninguna nube se asomaba, era un denso azul oscuro y una preciosa luna.
Qué bonita. Sin humanos el mundo se limpió de tanta contaminación.
-La luna es tan bella como tú, pasan los años, los siglos y sigue preciosa.
Su presencia me causaba tranquilidad, pero a la vez una inquietud abismal.
-Natsu... Pudiste regresar a la normalidad.
-Joou, claro, he podido recobrar las fuerzas... entiendes que por estar dentro de ti puedo ver tus sueños, eres un libro abierto para mí, y quiero decirte que no puedo hacer nada para modificarlos, pero te aseguro que esa Lucy que viste, era parte de tu mentalidad, de la forma en que tú te ves. Como un mal en el mundo, en la vida de las personas que te rodean. Tu... nunca fuiste así.
-Yo... no sé cómo lidiar con esto, no sé qué pasará mañana, no sé qué sucederá con Zero, conmigo, contigo... con nosotros.
Sus ojos verdes brillaron y se fue acercando a mí, su nariz estaba a un centímetro de tocar la mía.
- ¿Nosotros?
-Sí, nosotros.
Dentro de los recuerdos malos, mis memorias con Natsu aparecieron. El amor que sentí por el hizo que dentro de mí una pequeña llama se encendiera.
-Yo...
No pude decir más, Natsu me acorralo contra la pared, dejándome en la oscuridad. La luz de la luna no nos abrigaba, solo una inmensa oscuridad.
Sentí su nariz oler mi cuello, la acariciaba con mucha delicadeza, me tenía sujeta de la cintura y de un brazo.
-Tu olor me embriagaba... y lo sigue haciendo.
Mi voz desapareció.
-Perderte siempre fue mi castigo por amarte. Y no quiero que se vuelva a repetir. Los dioses lo dijeron, después de esa fatal vivencia, todo iba a cambiar para bien, pero tendría un costo. La humanidad.
-Natsu... yo, no puedo dejarte, no otra vez.
Sonrió.
-Oh nena, ni siquiera te dejaría intentarlo.
Por instinto cerré mis ojos y sentí como sus labios rozaban con los míos.
- ¿Entiendes que si te beso no habrá vuelta atrás? Esto se volverá más fuerte.
Ni siquiera lo pensé. Lo jale como pude y lo bese.
Un beso lleno de miedo, de amor, de nostalgia, de deseo.
-Lucy... Pase lo que pase, siempre te amare.
Nota: Les dije que ya iba a regresar.