16

57 9 0
                                    

Los días pasan y mis pies a veces lo recienten, no hemos encontrado humanos cerca de nosotros.

Me pregunto si ya solo quedamos nosotros dos, bueno, solo yo. Natsu es un demonio y Zero un lobo. A lo largo del camino que hemos seguido, sin rumbo fijo, hemos visto como la naturaleza ha comenzado a recuperar terreno, algunas casas que en algún momento conformaron pequeños pueblos, hoy están cubiertas con musgo, plantas y animales. Cada que pasamos por un lugar así, mis manos pican como si me avisaran que hemos conquistado más territorios. Me agrada y a la vez me asusta del como mi poder ha crecido conforme pasan los días. Es una emoción bastante intensa y sofocante. Mientras que Natsu me pone a prueba mientras incendia ciertos lugares para que yo entrene y pruebe mi poder. Es molesto hasta cierto punto. Mientras que Zero se mantiene completamente bien y en excelente forma, lo he visto cazar, lo he visto correr como nunca. Su lado salvaje se ha vuelto más fuerte, su instinto protector conmigo una delicia al verlo tan pegado a mí. Aunque si lo vemos de esta forma tengo dos guardianes, un feroz lobo y un demonio bastante irritable.

—Lucy, necesitamos encontrar refugio, huelo a lluvia— Dijo Natsu mientras caminábamos por el interminable bosque. Asentí con la cabeza y sentí el frio recorrer mi cuerpo. Se acercaba una tormenta. Caminamos más aprisa acercándonos a lo que parecía las faldas de una cordillera, seguramente habría cuevas, aunque la idea de dormir en el piso no era tan linda, no había otro modo. Las gotas de lluvia empezaron a caer tan frías que temblé, Zero se sacudía incomodo, un gesto bastante domestico de su parte.

La tormenta llego y escurríamos de agua, menos Natsu que podía evaporarla. ¡Vaya poder! Enseguida encontramos una cueva y Natsu prendió una fogata.

—Zero, ven, déjame secarte— Dijo Natsu acercándose a Zero mientras que el gran lobo se acercaba incomodo de las gotas que escurrían de él. Natsu lo acaricio y enseguida el pelaje de Zero se secó y esponjo de una manera maravillosa.

—Ahora vas tu Lucy— Sonreí ante el gesto tan pequeño pero significante que le hizo a Zero, me acerqué a él, esperando que solo me tocara y ocurriera lo mismo. Su sonrisa me hizo tropezar y me sentí avergonzada por su acción. La rapidez en que me abrazo con una mano en metida en mi cintura y otra en mi cabello inclinando mi cabeza para que su boca pudiera quedar en mi cuello me hizo jadear.

Sentí como me ruboricé. Y su aliento me dio cosquillas. En absolutamente todo mi cuerpo.

—Vaya, sí que estas mojadas— La malicia en su voz me hizo cerrar los ojos con fuerza por la vergüenza. —Tranquila Lucy, hablo de la lluvia, no de otras cosas—.

No pude evitar reírme ahogadamente.

—¿Sabías que hueles delicioso?, tu olor es muy particular. — Dijo sin dejar de abrazarme, aprontando su agarre, la cercanía me hizo suspirar.

—Apesto Natsu, por más que sea limpia, es inevitable que no apeste— Me reí. —Seguramente mi olor es como animal muerto— Soltó una fuerte carcajada.

—Para nada Lucy, tu olor, es como todas las estaciones del año, principalmente a primavera, flores, hueles delicioso, siento que tu poder le da un toque acido como si hubiera pequeñas partículas que explotaran dentro de la boca y el olor se intensificara. — Me sorprendí ante su comentario.

Nunca creí tener un olor en particular.

—Yo... no lo percibo, aunque mis sentidos se han agudizado, yo percibo tu olor. Y me gusta mucho. — Sus manos apretaron su agarre y el enterró mas su cabeza en mi cuello.

—¿A qué huelo para ti, Lucy? — Levante mi cabeza y mi nariz llegaba a su pecho, me puse de puntitas y rocé la punta de mi nariz al inicio de su cuello, sentí como se estremeció.

ZeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora