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Despierto agitada y veo a Zero, duerme tranquilo eso me hace saber que nadie intentara meterse a la casa, veo la ventana y comienza a salir el sol.

Fui al baño y me di una rápida ducha, cuando salí Zero estaba en la sala, viendo hacia la puerta.

Me tense, hay alguien del otro lado, fui cuidadosa, saque mi arma y comencé a escuchar como trataban de abrir el cerrojo. Trague en seco.

Saque mi guadaña y me coloqué arriba de la barra de cocina. Es un buen ángulo por si logran entrar. Podría matar en un santiamén. Sin necesidad de moverme tanto.

Mi corazón late al mil por hora y hago que Zero se esconda.

Mientras que sus ojos radiaban enojo.

Cuando el click de la puerta sonó, apreté con fuerza el mango de la guadaña.

Dos hombres gordos llenos de tierra y sangre entraron. De un movimiento los tenía a los dos enganchados en mi guadaña a un movimiento de cortarles la cabeza.

-¿Quién mierda son?

Gruñí, Zero salió para amenazar.

-Hace tiempo que no veía a una mujer que este buena, vamos a jugar.

Antes de que todo continuará, de golpe y sin que ellos se lo esperarán, les corte la cabeza.
Realmente me importa poco mancharme de sangre. Como lo había dicho antes, la humanidad se fue a la mierda desde hace mucho, antes de que pasara el fin del mundo.

Los cuerpos cayeron y me calme. No iba a pasar a más.

Baje y Zero se acercó. Tome las cabezas y las lance fuera de la casa, arrastre los cuerpos y los colgué en un árbol que estaba cerca.
Así nadie se atrevería a pasar, o tal vez, ya había cazado el almuerzo para otros.

Los días pasaron en esa casa y yo ya no me sentía bien. Los ruidos de fuera eran cada vez más cercanos, pronto llegarían aquí.

Con pesar guarde todo, disfrute de un último día de piscina junto con Zero, en la tarde, antes de anochecer, abandone la casa que tanto me había gustado tener cuando la vida era normal.

Tome la carretera, antes de irme un sentimiento de asco apareció y al final un gran destello  que pude percibir por el espejo retrovisor me hizo escapar, me fui como alma que lleva el diablo,  cuando estuve lejos fui consciente de mi alrededor. el paisaje era devastador, miembros de cuerpos esparcidos por el camino, sangre, putrefacción.

Seguí el camino y en todo lugar que pasaba parecía que estallara una bomba de luz.
Suspiré. ¿Acaso hay armas nucleares en este lugar?

Ya estaría muerta, o al menos Zero estaría muerto.

Busque algún anuncio y parecía que todo se había esfumado, nada era a lo más cercano a una ciudad todo eran ruinas.

Suspiré con cansancio.

El tiempo estaba haciendo de las suyas en desaparecer todo.

Esas extrañas luces ya las había visto cada vez que visitaba algún lugar aparecían, supongo era de alguna bomba.

Me perdí entre las carreteras entre cerros y bosques. No sabía dónde carajos estaba.

Solo quería descansar.  Me adentré por el espeso bosque que comenzaba y suspire. Al menos debería haber alguna cabaña.
Lo que antes era México, y supongo que no solo México, sino en todo el mundo, la dirección es habían desaparecido.  Ya no había lugares que visitar, solo terrenos llenos de putrefacción o llenos de naturaleza.

ZeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora