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Recuerdo que mi cuerpo cedió ante tal poder y lo único que pude hacer fue desvanecerme, no logre ver a Zero ni a Natsu, ni si quiera me inmute en tratar de evitarlo, solo quise irme.

Los ojos de la niña me rompieron, sus palabras me destazaron, nunca creí ver que el fin del mundo cambiaria a las personas en su máxima expresión, los humanos dejaron de ser humanos, los animales eran más respetables que los humanos, su atención hacia mí me llenaba de orgullo, aunque no supiera siquiera el motivo de sus actitudes y acciones.

Zero era un lobo fantástico, listo para matar con tal de protegerme, Natsu, un demonio de fuego que haría el mundo arder si yo se lo pidiera.

Y así fue, la orden tan automática y tan frívola que salió de mi boca y su obediencia total me exaspero, el subidón de adrenalina fue muy gratificante, pero cuando regrese a la normalidad, todo cambio.

Natsu se encontraba lejos, pero podía sentirlo, Zero a mi lado junto a una pequeña fogata que habíamos hecho, mi cuerpo estaba tenso y no sabía el porqué, supongo que vivir un fin del mundo no es algo que nos tenga completamente relajados, siempre creí que, si eso sucedería, yo moriría primero, pero el destino, la vida, o lo que sea que sea y exista como los dioses....

Tienen otros planes para mí. Sentí la mirada de Natsu, pero yo no quise verlo, teníamos días sin tocar el tema, una gran marca en su cuello se notaba, un collar negro le hacía juego con su oscuridad, mientras que sus brazos tenían marcas de cadenas que se difuminaban y se perdían en su piel canela. Y yo. Yo no quería ver mi brazo el final de una cadena y una llave. ¿Qué significa?

¿Qué es esto? ¿Contengo a Natsu? ¿Pero por qué?

--Entiendo tu malestar, Lucy, pero ya es hora de hablar, ¿quieres? -Dijo Natsu tranquilamente mientras se sentaba a un lado.

--No eres mi perro Natsu, no eres mi Zero que me protege, eres más que eso y no entiendo por qué al ordenarte hacer lo que te pedí, lo hiciste sin rechistar, no eras tú y tampoco era yo, ¿Los dioses te dijeron algo?, ¿Los dioses quieren que me obedezcas? No te quiero lanzar una pelota y que tus vayas por ella sin rechistar.

Su carcajada me desconcierta y solo puedo hacer una mueca visible. No sé qué le cause tanta risa. Le ordenare que se pique el culo por chistoso.

--Lucy, así no existiera esto-Señalo su collar y sus cadenas- Haría lo que tú me pidieras, me ordenaras, me exigieras, así sea lamer tus zapatos, lo haría sin dudar. No te mortifiques, esto no tiene sentido, pero dime ¿Desde qué momento este fin del mundo ha tenido sentido? ¿Qué sentido tiene que tu hayas sido la elegida, hayas muerto, yo te haya seguido y ahora estemos aquí? Ninguno, no hay ni una pizca de puto sentido en este momento.

Me encojo y solo suspiro, tiene razón. Este fin del mundo es extraño. Yo soy extraña y con eso tengo para un buen rato, el único normal en este mundo es Zero, y eso más o menos pues se cree perro en lugar de lobo.

-Duerme Lucy, no hay más que pensar, solo no me pidas que ladre, soy un demonio, no te acabes mi dignidad.

Con una suave risa me recargo en Zero y su calor me envuelve dejándome dormir. Siento como Natsu se mueve y se queda cerca de mí, acaricia mi brazo y me pierdo.

Abro los ojos y me encuentro sola, ¿Dónde estoy? ¿Natsu y Zero?, volteo a todas partes, pero no hay nadie, solo la naturaleza me abraza tan fuerte que me ahoga, estoy sola.

Camino por el medio de los árboles y no hay ni un ruido. Mi pulso se acelera al sentir que tanta tranquilidad no es buena, ¿Dónde están?

Sigo caminando hasta que escucho un fuerte aullido, ¡Zero!

Salgo corriendo en dirección al aullido y más sonidos me persiguen es como si una manada de animales corriera atrás de mí, volteo de vez en cuando pero no hay nada siguiéndome. Mi ansiedad crece cada segundo hasta que vuelvo a escuchar otros aullidos, más lastimeros, un fuerte grito y nada, silencio.

-¿Natsu? - Pregunto con gran miedo, me detengo y veo por el rabillo de mi ojo algo rojo, algo oscuro.

Me detengo y camino lentamente hacia esa gran mancha, el silencio total me envuelve y me ahoga.

-¿Zero? - el miedo latente en mi voz me hace temblar.

Conforme voy acercándome mi corazón va sufriendo pequeños infartos. Mechones de pelo negro se esparcen. Zero.

Camino con más velocidad y me voy encontrando con más pelo, cuando llego a la gran mancha negra, mi cuerpo se agita violentamente.

Zero está muerto.


Nota: ¿Cómo están? ¿Me extrañaron después de estos 2 años?

ZeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora