Veo a mi alrededor y sigue sin haber un alma. Eso me inquieta, al menos debería de haber cuerpos, o alguien queriendo cazarme.
Manejo con precaución y miro a Zero, el está atento a nuestro alrededor, no lo veo tenso así que me tranquilizo un poco.
Sigo manejando hasta que la noche cae y me aparcó en medio de la nada. Lo que menos le puedo temer es a un fantasma, cosa que agradecería después de haber perdido contacto con las personas vivas.
Me bajo y estiro mi cuerpo con cuidado, la herida ya es menor, pero ahí está, pinchandome cuando menos lo espero.
La luz de las estrellas me hace meterme a la camioneta, abrir la ventana que tiene en el techo. Y observarlas, Zero se acomodó y vuelve a dormir.
Aseguró la camioneta y la soledad me llena.
Mis ojos se van cerrando y yo con gusto me dejo llevar por el cálido sueño que me abrazara.
Abro mis ojos de golpe y grito de dolor, escucho como gruñe Zero y lo volteó a ver, lo miro siendo amarrado de las patas, gruñendo una y otra vez sin parar, observó y un grupo de gente me tiene.
Hijos de puta.
—Tu, eres la de los rumores.
Escupe una vieja mugrosa, con cara de loca, aparte le apesta la asquerosa boca que se carga.
—Señora, que sigue, ¿podemos hacer el ritual?
Mire como asentía, mientras que yo trataba de gritar si no fuera por el mugroso pedazo de trapo que tengo como bozal.
Vuelvo la mirada a Zero y observó como lo arrastran. ¡Con Zero no!
Me toman por el cabello y comienzan a arrastrarme, mi cuero cabelludo duele a mares, y yo lloro. Un nuevo pinchazo me da en mi herida y me retuerzo de dolor, siento como comienza a escurrir algo caliente.
—La niña tiene que ser el sacrificio para que esto termine y todo vuelva a la normalidad. ¡Jack! Amárrala en la hoguera, es bruja y solo así puede morir.
¿Bruja yo?
Si la bruja es ella.
Me cargan y me amarran en la hoguera, y mi memoria me hace recordar todos esos libros de la Santa Inquisición y me río al saber que moriré de una manera tan poco original.
—La muerte de la elegida hará que todo vuelva a la normalidad, el mundo regresará, los muertos revivirán y todo cambiara. El cielo me lo ha dicho, cada vez somos menos gracias a esta asesina, cada lugar que pisa, lugar que masacra y desaparece a la gente.
Hoy vengare a todos, y seré yo quien los lleve a la gloria.Alarde la señora y yo me sigo retorciendo, la gente grita con emoción y yo niego.
No, no me iré hasta saber que Zero está a salvo.
—Traigan al lobo, su sangre será el ducto para que la maldición termine.
¡¿QUÉ?!
Observó como traen a Zero arrastrándolo, miro su cuerpo y tiene golpes, encone una pata y yo chillo de indignación.
Me mira y sus ojos se achican, escucho como trata de gruñir y lo comprendo.
No salimos de una cuando entramos a otra.
—Jack, enciende la hoguera, mientras comienzo a matar al lobo.
¡Oh no! Eso sí no.
Respiro y con todo el dolor del mundo me azoto y trató de escapar de los malditos amarres, los pinchazos van y vienen de una forma violenta, miro mi sangre brotar y no me importa, el asombro de los que están observando es notorio.
Miro hacia abajo y observo como el calor comienza a acariciar las faldas de la hoguera, siento el calor en mi pies y grito.
Pedazos de recuerdo me llegan y grito.
Esto ya lo había vivido. Grito con mucho dolor al sentir como el fuego me acaricia los pies y grito más al ver como la vieja se acerca a Zero con un cuchillo.
De una forma inexplicable me quito el bozal.
—¡No lo toquen! ¡Mátenme a mi, a él no!
Grito con desesperación, la vieja me voltea a ver y sonríe.
—Pudrete en el infierno bruja maldita.
Y grito, el fuego me toma por los pies jalándome con dolor.
Grito y maldigo, lloro y me desespero.
No pude salvarlo, no quiero morir, no así, no puedo abandonar a Zero. No por favor.
¡Te lo ruego, déjame salvar a Zero! Y después moriré, por favor...
Suplico al inexistente cielo y el dolor es horrible.
Le echo una mirada a Zero y observó como le cortan el pelo de las patas, cuello, lomo.
—Esto es por ti, mi Dios, tú que me salvaras.
Grita la loca y observó en cámara lenta como pretende acuchillar a Zero, pero todo se vuelve oscuridad, el fuego desaparece y las heridas con acariciadas con un nuevo fuego.
Un fuego tan carmesí que parece negro.
No queman, al contrario, sanan.
—Por esto la humanidad desaparecerá.
Y el caos se desató, mis ojos fueron cubiertos con algo y yo desesperada trataba de quitarme lo que fuera que tuviera.
—Zero, ¡Zero!
Grito con fuerza y desesperada por saber de él. Aunque sea sentirlo cerca.
Un lametazo en mis pies me hace llorar, el frío en mi interior me sobre pasa y grito de dolor, soy una inútil, ni a Zero puedo proteger. Escucho los gruñidos de Zero pero no se despega de mi.
—Hace mucho años perdí a mi mujer así, exactamente en la misma condición que ahora ustedes empezaron a hacer. Afortunadamente llegue a tiempo, Lucy.
Nota: Disculpen la tardanza, esto de la universidad me trae de patas arriba. En fin, corto pero emocionante. Espero sus comentarios.