Cap 8

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Estar en un sitio tan cerrado como en un auto junto a México puede considerarse la segunda cosa mas incomoda que me ha sucedido en la vida. La primera fue estar 15 malditos minutos junto a Chile en el aula, recuerdo que Ecuador me hizo caer en una trampa para quedarnos a solas y poder confesarle mi amor hacia él. Bueno eso ya quedo en el olvido. Trato de ignorar a México mientras el trata de buscarme conversación con preguntas triviales. Ya estaba cansada de oir: ¿Esta bonito el cielo, no? Había repetido esa maldita frase más de diez veces.

-¿Está bonito..

-¿El cielo, no? -interrumpo- ¿Puedes cerrar la boca? Por favor.

El silencio nos envuelve, mi mirada se encuentra en la ventanilla observando algunas cosas.

-Yo solo queria ser amable -se defiende

-No sabia que eras tan amargada.

Frunzo mi ceño y lo observo. Vuelvo mi mirada a la ventanilla para ignorarlo.

-Oye, Perú -dice tiempo despues.
Suspiro- Queria disculparme por lo de Francia.

-Ya lo dejastes claro en tu mensaje México -vuelvo a interrumpir- Por cierto, ¿Cómo conseguistes mi número?

-Facil -sonríe- Soy México

-Si, si, ya sé como te llamas pero quiero el nombre de quien te dio mi número -Él sonríe levantando una ceja.

-¿Enserio quieres saberlo?

-Si

-Pues...Bolivia

¡Es que yo lo mato! ¡Juro que lo mato!. Tomo una respiración profunda tratando de calmarme.

-Te voy a pedir el favor de que no interactues mas con mi hermano.

-Esta bien, señora lápiz.

Vuelvo a respirar profundamente aguantando las ganas de darle un puñetaso en su fea cara y romperle la nariz.

Luego de unos minutos llegamos al colegio. Todos se quedan mirando el auto y yo me encojo en mi asiento. Ptmr había olvidado un pequeñisimo detalle de que todo el mundo voltea su cabeza como ventilador cada vez que ven a un mienbro del grupo de México.

-Mierda -susurro.

-¿Que pasa? -pregunta como si nada mientras apaga el auto.

-Nada

México me mira sonriente mientras yo frunzo el ceño. Bajamos del auto y todo nos quedan viendo. Bueno voy a suponer de que estoy bien buena para que todos se me queden viendo. Camino rapidamente a la entrada, tratando de esquivar las miradas que recibo.

-¡De nada, señora lápiz! -grita México.
Volteo a su dirección y le saco el dedo del medio, él al ver mi reacción se hecha a reír.

México me da dolor de cabeza...

Devuélveme Mis LápicesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora