love songs [book 4]

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_____ acaba de hacer el último examen de su máster en Gestión de publicación impresa y lo ha celebrado con sus amigos en The Vitamin. Por culpa de una huelga de metro, llega tarde a su entrevista de trabajo para ayudante del editor en la revista Spaces. El trabajo no le hace especial ilusión, pero tiene demasiadas facturas por pagar. Sin embargo, la ejecutiva de Recursos Humanos del gran holding empresarial Styles Enterprises Group ha sido implacable y le ha cerrado la puerta en las narices.

Harry Styles, CEO de la compañía, está terminando el día con una reunión de lo más aburrida y, lo que le pone de un humor de perros, de lo más inútil.

La reunión está siendo increíblemente larga y tediosa. No entiendo por qué no los despido a todos y termino de una vez con esta puta tortura. Son una pandilla de inútiles.

—Y, aprovechando las sinergias procedentes de los astilleros y de las constructoras de Astoria, conseguiremos...

—Reducir los costes un diecisiete por ciento y ampliar el margen de beneficios un quince —lo interrumpo displicente— , y de paso provocar que, sin hacer absolutamente nada, su departamento se anote dos tantos al final del trimestre —sentencio.

El imbécil de Samuelson me mira con los ojos como platos. Si cree que soy otro niño rico que no sabe qué hace sentado a una mesa de ejecutivo, no me conoce en absoluto.

—Si esto es todo lo que es capaz de idear para conseguir las subcontratas, piense algo mejor o no me haga perder el tiempo —le advierto levantándome—. La reunión se ha acabado.

Estoy harto de estos grandes ejecutivos que en realidad no tienen ninguna idea original desde 1985. Apenas he cruzado la puerta de la sala de reuniones cuando mi iPhone comienza a sonar. Miro la pantalla y automáticamente resoplo. Es Marisa. No tendría que habérmela tirado ayer. Cada vez que lo hago, da por hecho que vamos a convertirnos en novios, y eso no va a suceder jamás. Da igual que mi padre también lo dé por hecho. No me interesan las novias. Si quiero sexo, lo tengo. Todo lo demás que conlleva una relación, me sobra.

Finn me espera a unos pasos. Asiento casi imperceptiblemente para indicarle que se acerque y él lo hace rápido y profesional.

—¿Mi padre se ha marchado ya a Glenn Cove?

—Sí, señor Styles. Me pidió que le dijera que le espera para comer allí el domingo.

Resoplo de nuevo. Otra comida familiar con mi madre insistiéndome en que siente la cabeza y mi padre repitiéndome que lo haga con Marisa. No, gracias.

— ¿Y mi hermano? Está reunido en el departamento de Recursos Humanos.

— ¿Ya han seleccionado al nuevo ayudante del editor?

—No, señor, pero el proceso de entrevistas ya ha concluido.

Asiento de nuevo. Quiero dejar este tema zanjado ya. Bentley necesita un ayudante. Spaces está creciendo a un ritmo asombroso y no quiero que se despiste de sus obligaciones porque no pueda abarcar todo el trabajo.

Miro a mi alrededor mientras mentalmente repaso todos los asuntos que quiero que queden cerrados hoy. Después, un vaso de bourbon y quizá cogerle el teléfono a Marisa y follármela en la parte de atrás del Audi. No pienso llevármela a Chelsea. Si lo hago, mañana mismo se pondrá a organizar nuestra maldita boda. ¿Por qué no es capaz de entender qué es lo único que me interesa de ella? A veces es un puto fastidio.

Entonces algo llama mi atención. Al fondo de la desierta planta de Recursos Humanos hay una chica. Deja caer la frente sobre la puerta de cristal que separa los despachos de los ejecutivos del resto de los empleados.

ONE SHOTS  [HARRY STYLES]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora