flight

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Sostengo mi pasaporte en mi mano, sintiéndome como si fuera mi salvavidas. Es mi oportunidad de finalmente ver el mundo. Solo lo recibí por correo esta mañana, y después casi me fui corriendo por la puerta casi olvidándome de despedirme. No es que hubiera siquiera alguien de quien despedirme además de Larsa. Ella ha sido mi niñera y mi cuidadora toda mi vida, pero es más una madre para mí que mi propia madre. Me besó en ambas mejillas antes de dejarme ir con lágrimas en los ojos.

Mis dos padres son adictos al trabajo. Intentan encontrar tiempo para mí, pero siempre parecen amar más su trabajo. Los dos tienen una práctica de derecho juntos, y estoy bastante segura de que fui un error tardío —uno que pensaron por un momento que podrían querer o podrían manejar, pero resultó que su dinero me manejó por ellos.

Aunque nunca lo fui. Fui al mejor internado privado para chicas en los Estados Unidos y tenía un fondo fiduciario que nunca me dejaría sin el deseo de mi corazón. Mis padres quieren que lo use para la universidad y tal vez incluso ser una abogada como ellos. Les escuché decirlo muchas veces durante la cena —cuando pudieron llegar a casa a tiempo para una. Ese era el plan natural para las cosas, pero nunca me preguntaron qué quería hacer. Mis padres me hablaban a mi, no conmigo.

Ser como ellos era lo más alejado de lo que quería. Algo sobre la universidad me asustaba. Siempre estuve preocupada de que tal vez me enganchara y terminara como ellos. No quería ser una adicta al trabajo, pero honestamente, no sé lo que quiero hacer con mi vida. Lo único que sé es que quiero algo de libertad. Quiero ver el mundo fuera de la casa de mis padres y las paredes de mi escuela.

Quiero ver los lugares sobre los que he leído en la clase de historia. Conocer chicos y tener historias de amor como las que he leído en novelas románticas. El único mundo exterior que conozco proviene de libros o películas. Nunca viajamos cuando estaba creciendo, y esta es finalmente mi oportunidad.

Me muerdo el labio mientras miro la pantalla de salidas para ver qué vuelos hay y hacia dónde van. Cuando veo que uno se dirige a París en cuatro horas, mi corazón da un pequeño brinco. Es la ciudad del amor.

Me dirijo al mostrador y compro un boleto que cuesta una pequeña fortuna. La señora me indica hacia dónde tengo que ir después ya que no tengo que registrar ningún equipaje. Solo empaqué mi mochila porque no llevaba mucho conmigo. Quería poder moverme lo más fácilmente posible. Tengo una lista de lugares en todo el mundo al que quiero ir, y sé que no puedo cargar un millón de cosas si quiero hacerlo.

Espero en la fila para pasar la seguridad, mi entusiasmo crece con cada segundo. Esto realmente está sucediendo. Voy a ir a Paris. No puedo creerlo.

—Oye —escucho a alguien decir detrás de mí. Me vuelvo para ver a un chico que parece unos años mayor que yo. Es lindo, con cabello corto y rubio y ojos azules. Él me sonríe y veo un pequeño hoyuelo en su mejilla.

—Hola —le digo, sintiéndome un poco incómoda.

—¿Hacia dónde te diriges? —Pregunta, mirando el boleto en mi mano.

—París.

Puedo escuchar el suspiro soñador en mi voz. Las millones de historias de amor que he leído sobre esta ciudad bailan en mi cabeza.

—Yo también. —Me hace un pequeño guiño. Siento que me sonrojo, no acostumbrada a este tipo de atención y sintiéndome aún más incómoda.

—¡Siguiente! —Me ladran, haciéndome saltar.

Doy la vuelta y veo que la fila se ha movido y soy la siguiente. Corro hacia la caja de seguridad, entregándole al hombre mi pasaporte y boleto. Él los toma y los mira.

ONE SHOTS  [HARRY STYLES]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora