one night [book 1]

2.5K 21 54
                                    


_____ lo siente nada más entra en la cafetería. Es absolutamente imponente, con una mirada verde tan penetrante que casi se distrae al tomar nota de su pedido. Cuando se marcha, cree que no lo volverá a ver jamás, hasta que descubre la nota que le ha dejado en la servilleta, firmada «H».

Todo lo que él quiere es una noche para adorarla. Sin resentimientos, sin compromiso, sólo placer sin límites. _____ y Harry. Harry y _____. Opuestos como el día y la noche, y aun así tan necesarios el uno para el otro. Él es distante, desagradable y misterioso: sabe siempre lo que quiere y la quiere a ella. Ella es dulce y atenta, una mujer joven de hoy en día que se hace a sí misma y debe encontrar las respuestas a los interrogantes de la vida y de las relaciones a medida que los vive. Quiere ser feliz y amada, pero cuando Harry entra en su vida se da cuenta de que ha perdido el control sobre sí misma y sucumbe a la pasión desenfrenada que nace entre ellos dos. ¿Debe escuchar a su corazón o a la razón?

PRÓLOGO

La había citado. Ella sabía que él se enteraría, ya que tenía ojos y oídos en todas partes, pero eso no impidió que lo desobedeciera. Todo formaba parte de un plan para conseguir lo que quería.

Tambaleándose por el oscuro pasillo de aquel club londinense de mala muerte en dirección a su oficina, apenas era consciente de su estupidez. Su determinación, y demasiado alcohol, se lo impedían. Tenía una familia encantadora en casa, gente que la adoraba y la amaba, que la hacían sentirse querida y valorada. En el fondo sabía que no había ninguna buena razón para estar exponiendo su cuerpo y su mente a aquel mundo sórdido y de mala muerte. Pero había vuelto esa noche. Y volvería a hacerlo la siguiente.

Se le hizo un nudo en el estómago a medida que se aproximaba a la puerta de su despacho. Su cerebro, ahogado en alcohol, estaba activo lo justo para permitirle levantar la mano y agarrar el pomo de la puerta. Hipando una vez más y con otra pérdida de equilibrio sobre sus ridículos tacones de aguja, entró en el despacho de William.

Era un hombre atractivo a finales de la treintena, con una densa melena que empezaba a encanecer en las sienes, lo que le otorgaba un aspecto maduro y distinguido, a juego con sus trajes. Su mandíbula era ancha y severa, pero su sonrisa resultaba amistosa cuando decidía revelarla, cosa que no sucedía con mucha frecuencia. Sus clientes masculinos jamás la habían visto. William prefería mostrar esa pose dura que hacía que todos los hombres se echasen a temblar en su presencia. Pero para las chicas sus ojos siempre brillaban, y su expresión era suave y reconfortante. Ella no lo entendía ni pretendía hacerlo. Sólo sabía que lo necesitaba. Y sabía que William también le había cogido cariño, de modo que usaba esa debilidad contra él. El duro corazón de aquel hombre de negocios se ablandaba con todas las chicas, pero con ella se hacía puré.

William miró hacia la puerta mientras ella entraba trastabillando y levantó la mano para detener la conversación que mantenía con un hombre alto con mala pinta que estaba de pie frente a su mesa. Una de sus reglas era que siempre había que llamar a la puerta y esperar a que él diese permiso para entrar, pero ella nunca lo hacía, y William jamás la reprendía por ello.

—Seguiremos pronto con esto —dijo, y despachó a su socio, que se marchó al instante, sin protestar, y cerrando la puerta sin hacer ruido al salir.

William se levantó y se alisó la chaqueta mientras salía de detrás de su enorme mesa. Incluso a través de la neblina del alcohol, ella podía ver con perfecta claridad la preocupación que reflejaba su rostro. Y también un punto de irritación. Se acercó a ella lentamente, con cautela, como si tuviera miedo de que saliera corriendo, y la agarró con suavidad del brazo. La colocó sobre una de las sillas acolchadas de piel que había frente a su mesa, se sirvió un whisky y le pasó a ella un agua fría antes de sentarse.

ONE SHOTS  [HARRY STYLES]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora