mortal beloved

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El codiciado Vampiro Harry no podía hacer que se le parara más. Ni siquiera su psiquiatra le podía ayudar. Esto cambia cuando la auditora, una bella mortal llamada _____, cae en sus brazos después de un ataque aparentemente al azar. De repente no hay nada malo con sus problemas de erección... esto es, siempre y cuando _____ sea la mujer en sus brazos.

Sus escrúpulos sobre llevar a _____ a la cama, se desvanecen cuando su psiquiatra sugiere que es la única manera de curar su problema. Pensando que todo lo que necesita, es una noche con ella, Harry se entrega a una noche de placer y pasión.

Sin embargo, otro ataque a _____ y un cadáver más tarde, y Harry tiene sus manos llenas: no sólo por tratar de ocultar el hecho de que él es un vampiro, sino también, averiguar qué secretos alberga _____ para que alguien quiera hacerle daño.

UNO

—Déjame chupártela.

La mujer vampiro haló los pantalones de Harry. Liberó a su flácido miembro de la prisión de sus jeans y lo succionó en su preciosa boca. Él observó cómo sus labios rojos se cerraban fuertemente alrededor de su miembro, mientras se lo succionaba frenéticamente. Arriba y abajo se movía, la cálida humedad de su boca le lubricaba.

Con la mano, masajeó sus bolas y las apretó en ritmo perfecto con su succión. Era talentosa, sin duda. Él enterró sus manos en su pelo y movía las caderas hacia atrás y hacia delante, tratando de aumentar la fricción.

—Más fuerte—, él exclamó. Su petición fue acogida con entusiasmo y la habitación con poca luz se inundó con los sonidos provenientes de su boca.

Harry dejó que su mirada contemplara todo su cuerpo con poca ropa: sus curvas calientes, trasero grandioso, incluso una cara bonita. Todo lo que él pudiese desear en su pareja sexual. Ansiosa por seguir chupándosela, ella estaría probablemente dispuesta a tragar su semen, algo que él particularmente apreciaba. Pero a pesar de sentir su lengua tentadora moviéndose arriba y abajo sobre su pene y a pesar del intenso movimiento, no hubo erección. Su paciencia había sido inútil. Ella no consiguió nada.

Ella balanceaba su cabeza atrás y adelante; su largo cabello castaño, rozaba sobre su piel desnuda llegando a su vello púbico, pero su cuerpo estaba distraído, casi como si ella se la estuviese lamiendo a alguien más.

Finalmente Harry la rechazó, humillado y frustrado. Si los vampiros pudieran sonrojarse de vergüenza, su rostro se hubiera tornado tan rojo como los labios pintados de ella. Por suerte, el sonrojarse está reservado sólo para los humanos.

A la velocidad del rayo, él metió su miembro inútil nuevamente en su pantalón y se subió la cremallera. Aún más rápido, él huyó de su compañía. Su única esperanza era que ella nunca sabría quién era. Menos mal que estaba en una ciudad extraña y no de vuelta en San Francisco, donde él era tan bien conocido como un semental.

Una semana después del vergonzoso incidente, su amigo Amaury le hizo una sugerencia.

—Sólo haz un intento, Harry—, insistió. —El hombre es de confianza. No dirá una palabra a nadie acerca de esto.

¡Su viejo amigo no podía hablar en serio!

—¿Un psiquiatra? ¿Quieres que vaya a ver a un psiquiatra? —Me ha ayudado mucho antes. ¿Qué tienes que perder? Su dignidad, su orgullo.

—Supongo que si me lo recomiendas, puedo darle una oportunidad. Y así, Harry accedió. ¿Fue la desesperación? —Y no lo juzgues por como se ve.

El lugar era un fiasco. Cuando Harry entró en el sótano oscuro, donde el psiquiatra practicaba, quiso salir corriendo. Pero la recepcionista ya le había visto. Con una sonrisa dulce ella se irguió mostrando sus grandes pechos.

ONE SHOTS  [HARRY STYLES]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora