CAPÍTULO 19

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Naruto sacó un condón de la caja y lo puso en el bolsillo de su bata de baño, antes de volver con Hinata.

-¿Quieres que haga qué? -Dijo y una sonrisa se estaba formando en su rostro. A él le gustaba su sugerencia. De hecho, le gustaba mucho.

-¿Qué quieres hacer?-Naruto le estaba gustando por donde iba está conversación.

-Atrápame, y si lo haces, tal vez te dejaré arrancar mi bata.- Dijo ella, se rio y se lanzó sobre la cama y hacia el otro lado. Llevaba una larga bata de seda de color verde oscuro que le había prestado. Era demasiado larga para ella y presentaba un peligro de tropiezo. No es que él necesitara la injusta ventaja que tenía sobre ella.

-Va a ser una corta persecución - Naruto le advirtió con malicia-. Y yo, siempre gano.

-Soy rápida.-dijo refutando su afirmación.

Maldita sea, era linda. Y juguetona.

-Yo soy más rápido -dijo Naruto.

Sin esfuerzo saltó por encima de la cama, mientras la veía escaparse alrededor del sillón y luego correr sobre las almohadas en el suelo, delante de la chimenea. Él tomó un camino diferente, pero se tomó su tiempo. No quería que la caza se terminara demasiado pronto. Siempre se mantuvo dos pasos detrás de ella, asegurándose de que estaba casi al alcance, pero dándole la sensación que podría escaparse si quería.

Su risa llenó la sala que durante demasiado tiempo, no había visto ni escuchado ninguna sonrisa, ni hablar de los ecos de la voz embriagadora de Hinata.

Hinata rodeó la silla de nuevo y Naruto se detuvo justo enfrente de ella. Ella hizo una indicación a la derecha, pero luego viró a la izquierda. Saltó sobre el diván, como si fuera un obstáculo, y él tenía que admirar su agilidad. La forma en que podía estirar las piernas, podría resultar útil con el tiempo. Podía pensar en más de un uso para su flexibilidad: cómo sus largas y bien torneadas piernas se envolverían alrededor de él, cómo las levantaría hasta los hombros. Su pene se puso rígido sólo con pensarlo.

Naruto se humedeció los labios y fue tras ella, mientras se dirigía de un salto hacia la cama. Ahí era exactamente donde él la quería. Se apoderó de sus tobillos y tiró de ella hacia abajo, haciéndola caer de cara hacia adelante en las almohadas blandas, casi sacándole el aire.

-Te tengo.-Dijo mientras saltaba a la cama como un tigre capturando a su presa, sujetándola debajo de él-. He venido a reclamar mi premio.

Él le movió el cabello a un lado para revelar su cuello y cara. Ella respiraba agitadamente. Al darse cuenta de que probablemente estaba aplastando su diafragma con su peso, rodó a su lado, tirando de ella. Cuidadosamente acomodó su trasero bonito en su ingle y moldeó su pecho a la espalda de ella. Le gustaba jugar con ella, pero nunca había sido del tipo juguetón. Nunca había tenido un cuerpo de mujer con el cual se sintiera tan bien. Tenía que ser el hecho, que había estado tan privado de sexo.

-Te dejé ganar -insistió Hinata, todavía sin aliento.

-He ganado justamente. -Naruto sonrió mientras le movía la bata de seda a un lado, dejando al descubierto sus piernas. ¿Cómo podía una mujer pequeña como ella, tener las piernas tan largas? Dejó que su mano corriera por su suave muslo, admirando su forma perfecta.

-¿Qué quieres? -ella preguntó.

Era claro y simple-. Tú.

-Ya me tienes. -Dijo sin aliento.

¿Se dio cuenta de lo que estaba admitiéndole? Apartó la bata de sus hombros-. Así que, ¿todo esto es mío? -La palabra mío, se hundió muy lento en el pecho de él, sintiéndose muy bien mientras presionaba sus labios en su hombro. Sin sacar sus colmillos, sus dientes rasparon su piel. La sintió estremecerse. -¿Sabías que un león muerde a la leona durante el apareamiento, para reclamarla como suya?

Mi Amada Mortal (Vampiros De Scanguard's # 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora