CAPÍTULO 22

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   Naruto planeó intimidar al criminal. Reduciría el tiempo que tomaría en conseguir toda la información pertinente de él. Rara vez utilizaba la tortura y encontraba que la sugerencia de dolor, a menudo funcionaba mejor que el propio dolor.

   —¿Me reconoces? —preguntó en una baja, pero peligrosa voz, cuando se paró en frente del hombre atado.

   Asintiendo con la cabeza silenciosamente, fue la respuesta—. Bien. ¿Cuál es tu nombre?

    —Akio.

   —Bueno, Akio. Ahora que conocemos tu nombre, vamos a tener una charla. No tomo a la ligera el ser atacado, pero, tú sabes, eso viene con el territorio, y eso es algo que puedo perdonar. Yo puedo defenderme. ¿Pero sabes lo que realmente me molesta? —Naruto lo miró, retando a Akio a contestar. El hombre fue lo suficientemente inteligente como para no abrir la boca a la pregunta retórica. —Cuando mi mujer es atacada, no tengo misericordia. ¿Entiendes? —Se inclinó a Akio, su voz casi era un gruñido. Ojos asustados lo miraron. El cuerpo de Akio empezó a temblar. —Tú me has puesto en una situación difícil, Akio. Un hombre tiene que proteger a aquellos a quienes ama sin importar nada. Entonces, ¿qué voy a hacer contigo?

    Inclinando la cabeza mostró sus colmillos. Naruto no había mordido a nadie en años, pero sus colmillos estaban, sin embargo, en óptimas condiciones. Hilo dental y pasta de dientes eran lo mejor para la higiene dental de un vampiro.

   —Yo no quería hacerlo —Akio gritó. Esto era demasiado fácil. El hombre claramente no era el criminal profesional que Naruto creía que fuese.

   —Pero lo hiciste. Y ahora nos vas a explicar a mí y a mis amigos por qué estabas detrás de mi mujer. Este es un pueblo pequeño, pero ser atacado por la misma persona dos veces, no es una coincidencia. Los dos sabemos eso.— Dejó que otro gruñido saliera a través de su mandíbula apretada y movió la cabeza cerca de Akio.

   Podía oler el aroma del miedo en él, un hedor que aborrecía.

   —Me pagaron para hacerlo.

    Naruto se enderezó—. ¿Quién?

    Por una fracción de segundo se preguntó si Hinata había organizado todo esto ella misma. Podría haber sido una estrategia para ganar su confianza, para meterse en su casa y en su corazón. Tendría sentido.

   Le habría dado un pretexto para tener acceso a él, despertar su instinto como protector y luego seducirlo a fondo. Dios, lo había seducido con todos los derechos, con todo lo que tenía: su voz, su cuerpo, su tacto, sus besos… su risa. Tenía que saber la verdad, por mucho que le doliera oír la respuesta.

   —¿Quién te pagó? —Preguntó ya irritado.

—Mi cuñado. Él la quería fuera de su camino —escupió Akio repentinamente.

   El alivio inundó a través de Naruto. No había sido ella, gracias a Dios.

   —¿Cuál es su nombre?

   —Suigetsu. —Akio comenzó a temblar.

   —Necesito un poco más que eso, si no te importa.

   —Suigetsu Hōzuki. —Respondió rápidamente.

   El nombre le sonaba familiar, pero Naruto no podía ubicarlo. —¿Y dónde vive, este Suigetsu Hōzuki? —Akio le dio una dirección en el distrito Sunset. —¿Por qué la quieren fuera del camino? —continuó Naruto con su interrogatorio.

   Se dio cuenta de un aumento repentino en las pupilas de Akio. —Yo n-n-no sé.

   ¿De dónde venía este tartamudeo repentino? Al mismo tiempo se observó un temblor en las piernas del hombre que viajaba hasta su torso. Naruto buscó sus ojos—. Estás mintiendo.

Mi Amada Mortal (Vampiros De Scanguard's # 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora