CAPÍTULO 12

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Naruto deseaba poder ver su reflejo en un espejo, pero dado a que los vampiros no podían reflejarse en los espejos, tuvo que conformarse con Gaara.

-¿Cómo me veo?

-Apuesto-. Gaara no era un vampiro de muchas palabras.

Naruto jugaba con el cuello de su camisa.-¿Demasiado? ¿Debería cambiarme a algo menos llamativo?

Llevaba pantalones oscuros y una simple camisa blanca con los dos primeros botones abiertos, sin corbata. Quería verse casual, pero no demasiado. Él jugueteó con el cuello de su camisa nuevamente.

-Si no lo conociera mejor, señor, diría que está nervioso por lo de esta noche.

-¿Me has visto alguna vez nervioso, Gaara?-Desvió Naruto.

-Nunca, señor. Ni una sola vez en los casi 18 años que he estado trabajando para usted. Usted es la confianza personificada, lo que hace extraña a esta ocasión, si me permite decirlo.
Buen punto
-¿Tanto tiempo ha sido?

-Sí, de hecho.

Naruto recordó muy bien la oscura noche de octubre, cuando tuvo que tomar la fatídica decisión. ¿Salvar a Gaara o dejarlo morir?

-¿Te arrepientes de eso?-Preguntó Naruto.

En realidad se arrepentía de haber sometido a Gaara a la vida como vampiro, pero en aquel entonces, solo había tenido unos segundos para tomar una decisión. Loa atacantes de Gaara lo habían dejado herido de muerte. Si no lo hubiera convertido, la vida de Gaara se habría terminado.

Gaara levantó las cejas. -¿Lamentar que trabajo para un caballero?

Sacudiendo la cabeza, Naruto respondió: -No soy un santo. Ambos lo sabemos.

-Ninguno de nosotros lo somos. Pero usted es un caballero. Creo que su madre, que en paz descanse, estaría orgullosa de usted. Debió haber sido una mujer extraordinaria, habiendo criado a un hombre como usted.

-Te habría agradado -, sonrió Naruto e hizo una pausa. -Gaara, ¿alguna vez has pensado en hacer algo más? Quiero decir, ¿no deseas iniciar una carrera diferente?

-No hay nada que prefiera más, que trabajar para usted.

-Me alegra oír eso. Sabes, estaría muy perdido sin ti. Mi casa y mi vida serían un desastre si no te tuviera.

-Gracias señor, ¿nos vamos?-Gaara señaló la puerta principal, como siempre, tratando de mantenerlo a la hora prevista.
-¿Estas seguro que me veo bien?-Naruto sintió su frente arrugada.

-Sí, señor-. Gaara asintió con la cabeza y le ayudó con su abrigo, antes de abrirle la puerta principal. Había dejado de llover de nuevo, y parecía que iba a estar seco, por unas cuantas horas al menos.

Mientras Naruto se acomodaba en el asiento trasero de la limusina. Se preguntó como debería actuar. ¿Casual y dulce? ¿Agresivo? ¿Sexy? Maldita sea, no tenía idea de lo que funcionaría para ella. Aparte de su nombre y donde vivía, ni sabía absolutamente nada a cerca de ella. Bueno, Shikamaru también le informó donde trabajaba. Pero no tenía idea de lo que realmente hacía. El edificio en el que Shikamaru la había dejado, albergaba a más de 20 empresas diferentes.

Tal vez debería haber instruido a Shikamaru para investigarla un poco más, de esa forma estaría armando con un poco más, que solo su encanto para afrontar la velada, y meterla a la cama. Su cama.

Sabía que tenía que ser cuidadoso, dado a que había arruinado la noche anterior, actuando como un idiota. Tal vez un enfoque dulce y encantador, funcionaría mejor con ella. Trataría eso primero. Una conversación ligera, muchas risas, nada pesado. Era un buen plan, podría hacer eso.
El viaje fue corto, demasiado corto para que él pudiera ordenar sus pensamientos. Detuvo a Gaara para que no saliera del coche.

Mi Amada Mortal (Vampiros De Scanguard's # 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora