EPÍLOGO

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NARRA JENNIE

— Es triste, ¿sabés? —susurre. —Estuvimos todo lo que creí de mi vida juntas. Siempre dijiste que me ayudarías a descubrir quién era en verdad, y ahora que conozco la realidad, mi realidad... Ya no estas. —Mordí mi labio mientras miraba fijamente el cielo, en busca de no volver a llorar. —Destrocé a Taehyang. —Solté una risotada sin gracia. —Me encargue de que sufriera mientras cada parte de su cuerpo se desprendía de sí. De a ratos pensaba que me había pasado, pero luego pensé en lo que le hizo a tus padres y a tí... E incluso me pareció poco, pero murió desangrado antes de poder continuar. —Suspire. —En cuanto al resto de los cazadores, solo sé que alejándose del lugar armaron otra lucha, pero contra los kannyz. Viendo los cuerpos no creo que ninguno de los dos bandos haya ganado, deben haber salido pocos con vida.

Suspire al mismo tiempo que bajaba mi vista a la rosa que se posaba en mi mano. Una lágrima silenciosa cayó por mi rostro, pero la aparté rápidamente.

Está en un lugar mejor —La voz de mi loba resonó por mi cabeza, haciendo que asintiera lentamente.

— Lo sé. —susurré. —Pero aun así duele. —Mire la lápida con dolor. —Aun así dueles, Jisoo. —Un sollozo se escapó del fondo de mi garganta, sin llegar a tiempo para detenerlo. —Te extraño, chicken. Pero sé que donde sea que estés, debes de encontrarte con ellos... y eso me hace feliz. —Sonreí tristemente. —Mandales mis saludos y dentro de un tiempo supongo que nos volveremos a ver... Aún nos queda ver esa estúpida comedia de terror que tanto te gusta para llegar a las 100 veces. —Mi risa se vio interrumpida por un sollozo. —Decidí que debía enterrarte aquí, junto a tus padres, puesto que sé que así lo habrías querido... Sabiendo lo que había pasado, realizamos estas lápidas conmemorativas en su honor, y las colocamos aquí en la ciudad, ya que este era su lugar y no la manada. —Mire las tres lápidas con profundo dolor. —Te amo, grandulona, y espero que seas feliz en donde sea que estés, yo prometo serlo aquí por ti.

Sonreí cargada de tristeza y deposité lentamente la rosa sobre la lápida. Miré el nombre al mismo tiempo que otra lágrima se escapaba de mis ojos. Kim Jisoo, mejor hija, amiga y hermana. Sequé mis mejillas y me encaminé a la salida del cementerio. No sabía cuántas veces podría venir, ya que era peligroso siendo una loba y con cazadores aún rondando las calles. Si bien no serían muchos, nuevos podrían llegar para sustituir a los anteriores, y me negaba a que me asesinaran luego de haber pedido a mi mejor amiga en su afán de protegerme. Valoraría mi vida como si fuera la de ella.

— ¿Lista? —Asentí en dirección a Rosé y ambas subimos a la camioneta negra, esperando a que Jin arrancará.

— La Alpha me enterrara vivo como se entere que las ayude en esto. —bromeo sacándonos una risa.

— De ser así, estoy segura que Jennie le pega la paliza de su vida. —Sonreí ante las palabras de la rubia y fijé mi vista en la ventana por el resto del camino.

Ya habían pasado dos días desde lo sucedido. Las bajas habían sido enormes; Joy fue asesinada junto con el resto de sus guerreros, dejando a sus habitantes más débiles con su beta en donde sea que se ubicara su manada. Lisa les había dado la opción de unirse a nosotros, y según tenía entendido, el beta había aceptado, sabiendo que sin guerreros no serviría de nada ocupar el cargo de Alpha. Sería cuestión de tiempo hasta que alguien acabe con ellos.

De nuestra manada, la mitad de los guerreros había fallecido, y la otra mitad se encontraba malherida. Solo se salvan unos pocos que eran los encargados de proteger a los refugiados. La manada de Jihyong también se encontraba en la deriva, su Alpha había muerto, al igual que su Luna y su sucesor. Ellos mismos decidieron acabar con sus vidas, adelantandose antes que hiciera lo mismo que con Taehyang.

The Alpha's Huntress (JenLisa G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora