La cazadora del Alpha: Hija de la Luna.
Jennie es una hábil cazadora de nivel dos, la cual entrena diariamente para devolverle el favor a aquellos que la salvaron. Con este mismo fin, se interna en una misión suicida para salvar a su mejor amiga. De...
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P.O.V JENNIE
Como normalmente pasaba al aparecer en la dicha casa terrorífica de mis sueños, salí corriendo encontrándome rodeada de árboles. Observe como la casa esta vez se encontraba en el medio del bosque, y sentada en un tronco caído, estaba Tzuyu.
Me acerqué hasta el lugar y me senté a su lado sonriéndole.
— Hola.
— Hola, Jen. ¿Cómo te encuentras hoy? — Su sonrisa ocasionaba que cerrara sus ojos.
— Pues... —Hice una mueca al recordar el incidente del agua. Sin embargo, otra imagen cruzó por mi mente. — ¿Puedes creer que soñe con la niña de la historia?
Por un segundo casi creo haber visto que la sonrisa de Tzuyu se desvanecía para ser reemplazada por una expresión atónita. Sin embargo fue tan rápido el cambio que no creía haber visto bien.
— ¿Si? ¿Y qué soñaste? —Me sonrió dulcemente mientras me miraba atenta.
— Era extraño... Ella estaba con la Luna, y yo observaba todo desde fuera de la escena, solo veía lo que pasaba. No podía actuar, ni siquiera me veía a mi. — Fruncí el ceño ante el raro sueño. —La niña se recostaba en la Diosa y le preguntaba por la Loba, sin embargo ella era muy pequeña, dijeron 4 años si no me acuerdo mal. —susurre lo último dubitativa.
— Vaya... te gusta tanto la historia que hasta sueñas con ella. —Rio suavemente aunque la sentí un poco nerviosa. —¿Solo fue eso?
— Ajá, no bajaba a hablarle ni nada, solo quedaba ahí. —Ella analizó lo que dije y sonrió levemente antes de cambiar de tema.
—Hoy toca saber sobre la otra Reina, ¿Estas lista?
— Empecemos. —sonreí atenta a lo que empezaría a contar.
— ''Cuenta la leyenda que ante todo lo que se avecinaba la Diosa Luna se dio cuenta que se necesitaba una Luna fuerte que los protegiera. Y a pesar de que la Diosa fuera joven físicamente, ya poseía millones de años. No tenía el suficiente poder para proteger a todos sus lobos; por lo que la decisión del consejo fue buscar a alguien con un poder semejante a la Luna. No la reemplazaría, solo ocuparía un lugar a su lado para defender el mundo sobrenatural.
» Leyendo los pergaminos, supieron cuál sería la respuesta: Luna sería madre. Siendo una Diosa, y tomando en cuenta los riesgos que traería embarazarse, decidió tomar el cuerpo de una doncella fiel a la Luna. Sería un cuerpo recipiente, un lazo que las uniría. Ella cargaría 9 meses a su criatura, y luego se la daría a la luna.
— ¿Y si se negaba? —cuestione atenta.
— El destino siempre se encarga de poner las cosas en su lugar. Esa niña debía ir con la Diosa, y lo haría. —contestó sonriente antes de continuar. — Los pergaminos hablaban de una niña que se llamaría como la Luna, la cual llegaría al mundo por un hombre cruel y ruin, que la abandonaría y así llegaría a los brazos de la Diosa.
