CAPÍTULO TREINTA Y NUEVE

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Para mayor efecto, se recomienda escuchar la canción en todo el momento que se lea este capítulo.

P.O.V JENNIE

Desperté con una amplia sonrisa al tener la respuesta a esa pregunta que había estado rondando por mi cabeza en los últimos días. Sin embargo, mi sonrisa desapareció con rapidez al sentir una punzada en mi pecho.

Era una punzada de dolor, de preocupación, de miedo. Fruncí el ceño y me di cuenta que esos sentimientos no me pertenecían. Me levanté rápidamente de la cama, y salí en pijama de la habitación, sin importarme estar descalza.

Camine a gran velocidad por los pasillos, buscando aquella puerta que me llevaría a la habitación en la que pase mi primer noche. Luego de unos segundos la encontré y me paré en seco en frente de ella. ¿Que planeaba hacer? No sabía, pero ya era tarde para echarme hacia atrás.

Suspire y toque la puerta con suavidad. La luna era la única que iluminaba el lugar con los rayos que entraban por la ventana y tenía miedo de que Lisa no me abriera la puerta. ¿Y si no se encontraba? ¿Y si estaba afuera en problemas? Me alarmé al pensar en esas posibilidades y luego de volver a tocar sin respuesta, abrí la puerta encontrando a la pelinegra mirando el techo, hundida en sus pensamientos. Suspire más tranquila y en ese momento fue que notó mi presencia.

— ¿Jen? ¿Qué pasó? ¿Te encuentras bien? —Se sentó rápidamente en la cama, mirándome alarmada. Sentí que la punzada en mi pecho aumentaba y confirme que se debía a sus sentimientos y no a los míos.

— Si... y-yo —Aclaré mi garganta y pensé en qué decir. —Desperté porque me sentía algo mal y sabiendo que no era yo, quería ver si te encontrabas bien. —Mi tono de voz fue bajando con cada palabra que pronunciaba. Agradecía que estuviera de noche, porque empecé a sentir mis mejillas calientes.

— Oh... Lo siento. —susurro más calmada y volvió a acostarse para mirar el techo. —Intentaré calmarme para ya no molestarte.

— Esta bien —susurre al ya no saber qué contestar. Observe cómo empezó a respirar profundamente intentando calmar sus sentimientos pero no hubo cambio alguno. Recordé las veces que ella estuvo para mí en mis pesadillas y entre a la habitación, cerrando la puerta detrás mío.

Note que la Alpha alzó su rostro observando mis movimientos confundida, pero no dije palabra mientras me acercaba al lado contrario de la cama y me subía lentamente. Gateé un poco hasta llegar al medio y me senté, apoyando mi espalda contra la almohada. Tome la cabeza de Lisa y la acerque a mi pecho, sorprendiéndola, mas no se quejo y dejo que la guiara.

Respire profundamente para calmar a mi corazón cuando comenzó a latir rápidamente en el momento que la Alpha envolvió mi cintura con uno de sus brazos, acercándome a ella. Volví a inhalar y exhalar y suspiré una vez que mi corazón empezó a latir lentamente.

— ¿Lo escuchas? —susurré para no romper la atmósfera.

— ¿Tu corazón? —murmuró con los ojos cerrados, concentrada en el sonido.

— Si. —conteste con simpleza. Ella asintió levemente y continué acariciando su cabello. —De pequeña tenía demasiadas pesadillas, y quien me cuidaba siempre hacía esto para calmarme. —Sonreí con tristeza al recordar a Jihyo. —Solo debes concentrarte en el latido de mi corazón y buscar que el tuyo lata a la misma frecuencia. —Le explique en susurros, tal y como hacía ella. Cerré mis ojos recordando esas noches.

— ¡No! ¡Basta! —chillaba mientras me despertaba con los ojos llenos de lágrimas.

— Jen, Jen. —Jihyome llamaba intentando que reaccionara. Puso sus manos en mis mejillas y me obligo a mirarla. —Pequeña, estás aquí. Estás conmigo. Nadie te va hacer daño. —Mire hacia sus ojos repletos de bondad y preocupación. —Hazme un lugar, venga.

The Alpha's Huntress (JenLisa G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora