CAPÍTULO DIECIOCHO

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P.O.V JENNIE

Lo único que se escuchaba en la mansión eran los gritos alterados de todos los guardias. De la impresión había soltado el diario y sonreí por la oportunidad que me estaban dando.

Debía llegar al sótano sin ser vista, acceder a mis armas y aprovechar el caos para huir. Según el plan de mi cabeza, nada podía salir mal.

Salí de la pequeña sala sin importarme de acomodar el cuadro, apagué la antorcha y corrí descalza por las escaleras, intentando hacer el menor ruido posible.

Escuche pasos y me pegue a la pared mientras tomaba fuertemente la antorcha apagada, no sabía cuánto daño le haría eso a un hombre lobo pero estaba dispuesta a averiguarlo.

Note que los pasos se alejaban y bajé las escaleras en dirección a la sala. Vi que la puerta principal estaba abierta, dejando que se oyeran mejor los gritos y gruñidos del exterior. Por los cambios de luces que entraban parecía que había llamas.

Ignore esto y me escondí detrás del sofá al ver como más guardias salían corriendo por la puerta para transformarse.

Corrí al encontrarme sola, en dirección a la pequeña cocina que se encontraba en el piso inferior. Según tenía entendido, estaba en desuso. Mis pasos eran guiados únicamente con la luz de la luna que entraba por los cristales, y una vez cruzada la puerta que lleva al sótano, me vi rodeada de completa oscuridad.

Tantee la pared a mi costado y encontré un interruptor de luz.

— ¡Bingo! — susurre y baje las escaleras apurada al ver la estancia ya iluminada.

A mi derecha se encontraba el largo pasillo de torturas, pero no era lo que buscaba. Note que antes del pasillo, había una puerta que decía ''Armario'', ocasionando que sonría. Entré y mi sonrisa se ensanchó al ver mis cosas, junto con las de otras personas.

Tome mi ropa de cazadora y me la coloque rápidamente, al mismo tiempo que tomaba una mini-uzi cargada —que supongo provenía de los otros cazadores—, dos dagas, una ballesta y una mochila con soga, agua y abrigo. Sin duda parecía una niña en una tienda de juguetes.

Acabé de colocar bien mis botines con dos pequeños cuchillos dentro y sonreí llena de confianza. Hoy era el día. Estaba por salir del armario cuando noté algo en la pared que me llenó de emoción. Una escopeta reforzada.

Coloque mi ballesta en la espalda, junto con sus flechas y tomé la escopeta para llevarla en la mano.

Por un momento dudé de si estaba haciendo lo correcto... ''Ella te quiere... ¿lo sabes?'' Quite la voz de Rosé de mi cabeza y camine a paso firme. Ya no había vuelta atrás.

Una vez que salí por la puerta del sótano, fui lentamente hacia el patio trasero. Saldría por esa parte para no llamar la atención, y me tocaría rodear toda la manada para ir en la dirección que había tomado el vampiro. Al estar en completo caos, aprovecharía los árboles del bosque para camuflarme.

The Alpha's Huntress (JenLisa G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora