La cazadora del Alpha: Hija de la Luna.
Jennie es una hábil cazadora de nivel dos, la cual entrena diariamente para devolverle el favor a aquellos que la salvaron. Con este mismo fin, se interna en una misión suicida para salvar a su mejor amiga. De...
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P.O.V JENNIE
Como todas las noches, la niña se encontraba observando a la loba. Esa loba que desde hace años había notado que le lloraba a la Luna.
Su madre se había dormido, por lo que solo se podía apreciar una Luna menguante. Así era como funcionaba. La luna y sus estrellas se podían ver entre sí como cuerpos, pero al dormirse, mostraban su verdadera forma. En cambio, los terrestres siempre los veía únicamente como objetos inertes.
La niña miró a su alrededor y notó que todos estaban dormidos. Solo ella se quedó despierta, observando a la triste loba. Recordó las palabras de su madre, donde le decía que se debía a su falta de amor. Y a ella le recorría siempre una pregunta en su mente, ¿encontraría a su amor o lloraría como esa loba?
Con sus pocos 8 años, la pequeña sufría por ver a la mujer lobo llorar. Rompía su pequeño corazón al no poder ayudarla.
Deja de llorar... por favor. —pensó la niña en su mente, cerrando los ojos y deseando que esa petición se cumpliera. Y sin esperarlo, la loba realmente paró su aullido, mirando hacia el cielo.
La niña observó su parte favorita de la noche, cuando la loba ya cansada, se convertía en humana. Ella añoraba tener ese poder algun dia.
— ¿Princesa Luna? — La pequeña frunció el ceño ante su comentario. ¿Acaso ella la había escuchado?
Ante esto se acomodo en la Luna, mirando fijamente a la mujer lobo. Entonces, recordó las palabras de su madre, las cuales le comento hace tiempo. ''Si tu piensas o dices algo que en serio deseas y va dirigido a alguien, ese alguien te escuchara.''
Sin embargo, la peliblanca sabía que esa loba no podía descubrir que quien le hablaba era una niña en el cielo, así que decidió bajar para hablar con ella.
Al estar a unos metros, pudo observar como la mujee, al estar tan concentrada en lo que terminaba de pasar, no notó su presencia. La pequeña escondió su aroma, pues en el cielo siempre le repetían que su aura de poder era demasiada, y no sabía aún si la loba era de fiar.
— Hola. — La mujer se dio vuelta rápidamente, mirando a la niña con cautela.
— ¿Cómo entraste a mi territorio? ¿Qué eres? — gruño en su dirección y ella inclinó su cabeza a un lado, como un cachorro.
— Escuche tu llanto... Ya no quería que llores. —La loba notó la bondad e inocencia en los ojos de la niña, ablandando levemente su corazón y haciendo que baje su guardia.
— ¿De dónde vienes?
— Vengo de un lugar muy lejano, solo me acerqué para hacerte sentir mejor. — La niña se acercó a la loba y acarició su cabello aprovechando que se encontraba sentada, como si fuera un perro, ganándose una mirada divertida por parte dela mujer.
