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Sentía extraño cada vez que lo tenía cerca, su lobo se agitaba en su interior acompañando los latidos frenéticos de su corazón que lleno de un sentimiento cálido y extraño lo albergaba.  No lo entendía, no lograba entender ese sentimiento que cada día más le asustaba porque era algo que no esperaba y mucho menos deseaba.

Pero...

¿Qué era lo que realmente deseaba?

¿Qué era lo que quería?

¿Qué era lo que realmente sentía?

Su lobo quería algo con el alfa de Yoongi pero su razón le advertía que no era correcto, que lo que su Omega quería era algo imposible y nada correcto porque a  Yoongi le gustaba alguien más, una linda chica en la que no existía comparación con el, él no era lindo ni atractivo como lo era aquella chica. Tampoco tenía la seguridad ni la determinación para enfrentarse a muchas situaciones en su vida ni para afrentar sus propios problemas. Estaba viviendo una vida difícil y complicada como para llenarla de más problemas y complicarle la vida a alguien más.

No era un Omega con expectativas efectivas que fuera opción aceptable para un alfa como Yoongi, simplemente no tenía algo que fuera deseable para un hombre como Yoongi o siquiera para cualquier otra persona porque carecía de muchas cosas de las que desconocía y de las era malo en ellas, su vida entera se había preparado para ser un "buen Omega" uno que ahora no sabía sí eso le serviría de algo.

Ahora su camino había dado otro rumbo, uno completamente diferente a lo que sus padres quisieron e inculcaron para él y en el que todo lo que creyó desde niño se desmoronó frente a sus ojos, derrumbandose de un solo golpe; certero y sin titubeos.

— ¿Qué sucede? — se asustó por la inesperada pregunta proveniente de Yoongi desde el otro lado de la habitación, avergozandolo hasta las orejas por verse descubierto en sus pensamientos descuidados, trato de contener la respiración tratando de que no fuera evidente que estaba despierto. — Desde que llegamos has estado más despistado de lo normal. ¿Sucede algo? Se que estás despierto no trates de engañarme.— trató de controlar los latidos frenéticos de su corazón al verse descubierto por Yoongi a medio de la noche.

No sabía que decir, que decirle a Yoongi al respecto, ni siquiera sabía porqué sus pensamientos se desviaron por ese camino extraño y sin salida. Estaba cansado y estresado que lo único que quería era dormir y descargar lo mejor que se pudiera pero con los pensamientos que lo bombardearon no lo podía hacer, no podía dormir ni descansar cuando lo anhelaba con toda el alma.

— Yo tampoco puedo dormir.— un suspiro sonoro logro percibir después de algunos segundos más de silenció entre ellos, pero las gotas de lluvia eran las únicas que se lograban colar contra el cristal de la ventana en medio de la madrugada de insomnio.— Sabes.. hay algo extraño contigo y conmigo, no se sí es por la marca temporal o hay algo más..— sintió los latidos de su corazón acelerarse ante el comentario que lo dejo desprevenido y con la duda de lo que significaban las palabras de Yoongi.

¿A qué venía eso?

— ... no me he disculpado por eso..yo me disculpo por eso..— sus mejillas se calentaron al instante en qué el recuerdo de esa noche calo en sus memorias, era algo que lo seguía avergonzando e intimidandolo por igual.

Jamás en su vida un alfa se había disculpado con él por algo en general, ni siquiera una palabra semejante a ello que ahora no sabía cómo responder, qué decir.

Nada.

Le daba curiosidad saber si esa disculpa era sincera y noble pero la oscuridad y la localización de sus camas era opuesta aunque su Omega estaba sorprendido y cálido por el gesto, sorpresivo pero grato.

— N–no tienes que disculparte... Fue algo que no estuvo en nuestras manos..— su voz tembló al pronunciar aquello pero sabía que Yoongi lo entendía y no le diría nada en contra. — está bien.

El sonido de las gotas de lluvia contra la ventana y el techo en sus cabezas reconfortó el silenció incómodo que lleno a ambos, un silencio que los mantuvo pensativos y de cierta manera tímidos de hablar de un tema muy personal y algo íntimo que compartieron inconcientemente, una pequeña unión que los hizo un poco más cercanos. Nada cercanos pero si algo que hizo que compartieran algo más que solo cuarto y departamento.

No sabía que podía seguir a partir de ello pero rogaba porque fuera algo bueno para ambos.

— ¿Esta bien? — se reincorporo un poco sobre las mantas ante la pregunta que no entendió, ¿Esta bien, qué o quién? No entendió. — Me refiero a la marca, se que es temporal y que no tarda mucho en desaparecer pero.. mmm ya sabes tengo curiosidad. — le dio algo de ternura el descifrar la timidez y la vergüenza provenir de Yoongi.

No sabía si era a causa de la noche o de algo exterior que lo hacía sentir así, cálido y algo feliz, emociones que pocas veces logra exteriorizar, que contadas veces mostró frente a alguien de su familia o siquiera con su amigo.

Diferente pero agradable a su parecer.

— Ya cicatrizó.. aunque algunas veces me da comezón.— confesó con timidez recordando que su Omega se comportaba algo diferente ante esos momentos en qué la picazón se ponía intensa, más aún cuando se sentía vulnerable y solo por las calles o cuando alguien se atrevía a dirigirse a él de una manera irrespetuosa en el trabajo.

— Entiendo, hay algunas pomadas que te pueden servir para evitar las molestias de la marca. — su Omega se encogió en su interior al escuchar la palabra molestia.

¿Era acaso una molestia la marca?

¿Le molestaba?

No, no lo hacía. Le gustaba tenerla hasta cierto punto porque le daba seguridad y protección, pertenencía y hogar cuando se sentía triste y desesperado durante el día.

— No es una molestia, me gusta.— confesó arrepintiendo se al instante en qué pronunció aquello, no debió. No debía confesar aquello.

— Recuerdas que me gusta Ji–Eun, no quiero que te hagas ilusiones conmigo. No es correcto. Buenas noches.

Le dolió.

Le dolió de una manera inexplicable que hizo a su Omega encogerse en su interior, pero lo sabía, supo desde un principio que Yoongi quería a alguien.

Que su alfa ya tenía a su Omega.

¿Le gustaba Yoongi? No, no lo hacía pero su Omega se sintió mal ante el recuerdo.
Le incomodaba de un manera indescifrable a su Omega ese hecho.

¿La razón?

La desconocía pero no le gustaba el sentimiento que se apoderaba de él cuando más se cuestionaba de la marca y de lo acontecido esa noche.

Quizás probablemente solo debía dejar de pensar en ello y seguir con su vida como lo estaba haciendo, tal vez con el tiempo encontraría a alguien que lo quisiera y su Omega lo aceptará.

Confusión de vida -Yoontae-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora